14 de julio de 2024 · Moral
Fragilidad, miedo, sentimiento de pequeñez e inferioridad, victimismo, excepcionalismo permanente, renuncia a la comprensión del otro... todo lo peor que definía a cada identidad nacional frente a las demás, justificando un orden internacional en conflicto y barbarie eterna, se traslada inevitablemente a las identidades imaginadas creadas a su imagen y semejanza, produciendo un ambiente polarizado, particularista e invivible. Un modo de identificación con los propios y convivencia con los distintos basada, como la de los relatos nacionales, en la memoria y revitalización constante del agravio sobre la «propia» comunidad imaginada.