14/05/2023 | Entrada nº 8 | Dentro de Moral

Soledad, una epidemia con consultores

Tras declararse oficialmente la soledad como una epidemia social grave, en el New York Times un consultor especializado aconseja estrategias para que las personas adultas puedan hacer amigos.

Contexto: Una epidemia social

Esta semana, después de una serie de artículos en la prensa de gran tirada el «Cirujano General» de EEUU lanzó una alerta de salud: «Nuestra epidemia de soledad y aislamiento», en la que argumenta con datos y series que la soledad presenta una profunda amenaza para la salud pública similar al tabaquismo y la obesidad.

En EEUU el tiempo que se pasa con amigos disminuyó 20 horas al mes entre 2003 y 2020 mientras que el tiempo que se pasa a solas aumentó 24 horas al mes en ese período.

Según asegura Julianne Holt-Lunstad, profesora de Psicología y Neurociencia en la Universidad Brigham Young y editora científica principal de la alerta

No se trata solo de personas que se sienten bien o mal con su vida social, realmente tiene un impacto en nuestra salud física

Y ahora a invisibilizar, cuando no a reforzar las causas como solución

Pocas cosas retratan mejor el punto al que ha llegado la atomización y la destrucción de los vínculos comunitarios que la entrevista de hoy en New York Times en la que un consultor especializado aconseja estrategias para que las personas adultas puedan hacer amigos.

El lenguaje del experto lo dice todo:

Decidimos cuánto invertir en una relación en función de la probabilidad de que nos rechacen. Sugiero unirse a algo que se reúna regularmente con el tiempo, así que en lugar de ir a un evento de networking, busque un grupo de desarrollo profesional, por ejemplo. No vayas a una conferencia de libros; busca un club de lectura. Eso capitaliza algo llamado el «efecto de mera exposición», o nuestra tendencia a que nos gusten más las personas cuando nos son familiares.

¿Capitalizar? ¿Invertir? ¿Consultores? ¿Estrategia? Se trata de buscar soluciones individuales a la epidemia social de soledad utilizando el mismo marco que la ha causado: la mercantilización de las relaciones humanas.

Esa mercantilización, que reduce los demás a un instrumento para un fin es, precisamente por eso, profundamente inmoral para nosotros, aunque el fin sea tan legítimo como conservar la propia salud mental. Así que si lo pensamos un poco, no puede salir bien.

Tampoco vale culpar al capitalismo en general, sin más. En una encuesta de 2021 el 12% de los estadounidenses dijo no tener amigos cercanos, pero en 1990 eran sólo el 3% de los encuestados.

La precarización laboral y las nuevas formas de trabajo «en plataforma» deberían estar en primera línea entre los sospechosos.

Y el cambio de medios e ideologías hegemónicas en ese lapso algo tendrá que ver también: las redes sociales, la crispación, la moralina identitarista de Netflix y la política identitaria esencialista no ayudan precisamente a encontrar lo común ni a ver a los demás como un objetivo en sí mismo.

Europa e Iberoamérica también necesitan vacunarse contra la soledad

Así que... atentos. Todos estos fenómenos se están dando aquí también: la precarización avanza en todos los frentes y la ideología esencialista e individualista de las plataformas de contenidos empieza a calar en las nuevas generaciones tanto como la competitividad exhibicionista -cuando no bully- de las redes sociales.

¿La vacuna? Entender la vida desde la centralidad del trabajo en su sentido pleno (actividad colectiva que transforma el medio natural o social) en vez de hacerlo, como nos invitan, desde la centralidad del consumo y los gustos (que definirían la identidad individual... para los departamentos de marketing de las grandes empresas).

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