Propiedad colectiva, derecho de uso individual o familiar
Hace poco comentábamos que en Alemania está habiendo una verdadera explosión de la vivienda cooperativa en derecho de uso.
El modelo de propiedad en realidad no tiene ningún secreto: un grupo de personas, organizadas como cooperativa, levanta un edificio. Al acabar la construcción en vez de dividir la propiedad entre los socios, les da un «derecho de uso» bajo ciertas condiciones.
Estas condiciones, distintas en cada comunidad, explicitan por ejemplo cuánto tiempo se puede tener cerrada la vivienda sin perder el derecho de uso o si este es heredable y si lo es, en qué casos.
Lo que siempre es común son tres cosas:
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La propiedad del edificio entero es de la cooperativa siempre.
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La cooperativa se encarga del mantenimiento, las actividades comunes, la aceptación de nuevos inquilinos, etc. para lo que cobra una cuota mensual de los socios.
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Cuando alguien marcha o pierde su derecho de uso recupera la aportación inicial, que corresponde a su parte del coste de construcción.
El Andelsbölig danés
El ejemplo típico de esta forma cooperativa de propiedad es el de Andel en Dinamarca, una confederación cooperativa cuya rama de vivienda -su objetivo inicial- mantiene ya más de 125.000 viviendas bajo este modelo.
Nosotros siempre solemos dar en cambio la referencia de Trabensol, una cooperativa de vivienda en derecho de uso para mayores en Madrid en la que las ganancias en esperanza y calidad de vida son palpables desde el momento en que te acercas.
Ambas son muy diferentes entre sí. Los Andelsbölig daneses son poco más que alquileres baratos en buenos barrios que a menudo se empeñan en poner demasiadas restricciones (tamaño de las mascotas, número de hijos, etc.). Trabensol es otra cosa... y por eso tiene ese efecto entre sus miembros.
¿La diferencia? Las Andelsbölig se forman entre gente que a menudo no se conoce y cuyo objetivo es simplemente tener acceso a una vivienda. No hay proyecto común más allá del conservar el comunal. La cooperativa en ese marco es poco más que una comunidad de vecinos con una regulación propia y una cierta vocación de alimentar actividades comunes. Sin pasarse.
Trabensol
Trabensol viene de un grupo de mayores que habían compartido actividades y acción social durante años en un coro parroquial. Lo que les movía era el objetivo de construir una residencia para mayores autogestionada por ellos mismos para desarrollar una forma particular de trabajo: eso que suele llamarse el «envejecimiento activo». Por eso, cuando vas, lo primero que te enseñan es el huerto, verdadero orgullo colectivo, mientras descubres que no hay miembro que no participe de la organización de las mil actividades comunitarias que realizan en algún comité. El visitante no tardará en descubrir además que todos están al día de todo y que hay una vivísima conversación colectiva.
De los fundadores no queda ya casi nadie, pero la cultura y el modo de vida permanecen. Trabensol es una colectividad... de trabajadores jubilados. Esa es la clave.