10/08/2023 | Entrada nº 24 | Dentro de Moral

Los monjes y la propiedad

Nadie diga que algo es suyo, ni se lo imagine.

Las comunidades monacales en sí no tienen nada que ver con las colectividades ni, aunque parezca paradójico, con lo colectivo. De hecho, los monasterios europeos suelen situarse como el origen de la concepción individualista moderna. La misma palabra «monasterio», del griego «monajós» (solitario, único), revela que el objetivo original de las comunidades monásticas es proveer y organizar la soledad, el aislamiento del individuo, para facilitar su relación con dios.

Sin embargo, la regla de San Benito es una joya con momentos fantásticos de sabiduría comunitaria. Uno de nuestros favoritos: la prohibición de la propiedad privada. San Benito es tan radical al respecto que prohíbe incluso la propiedad personal, ordenando

No tener nada, absolutamente nada, en propiedad, ni un libro, ni papel, ni pluma, nada absolutamente.

Es interesante históricamente porque en la cultura capitalista de hoy, propiedad individual e individualismo parecen la misma cosa... pero en el origen de sus valores era bien al contrario.

Para San Benito la propiedad es simplemente un «nefasto vicio» que debe permanecer ajeno a los monjes e implícitamente a los cristianos en general pues así vivía la comunidad cristiana auténtica, la de Santiago en Jerusalem. Para recordarlo cita en la Regla los Hechos de los Apóstoles.

Lo poseían todo en común, está escrito. Y [también está escrito que] nadie diga que algo es suyo, ni se lo imagine