Las tendencias que marcarán 2026
2026 será un año en que la economía global se acercará un poquito más al barranco pero paradojicamente las tensiones armadas pueden retroceder temporalmente. Culturalmente pesará cada vez más la nostalgia de la guerra fría y veremos más esfuerzos en reinventar el pasado que en dar forma al futuro. Y contracorriente, sin embargo, las razones para la esperanza seguirán avanzando y el underground digital nos traerá algunas novedades esperanzadoras.
El marco global
Seguiremos bordeando el crack, cada vez más cerca de despeñarnos por el barranco. En la base: una sociedad en la que las rentas bajas están cada vez más endeudadas para sobrevivir, y las medias y medio altas piden créditos al consumo para mantener los consumos que les hacen sentir que merece la pena. Todo dependiendo de que fondos y los super-ricos estadounidenses y asiáticos se mantengan animados con las macroinversiones de la IA.
Dicen algunos de nuestros economistas favoritos que para evitar una crisis de deuda, EEUU se verá obligado a mantener los tipos bajos y tolerar la inflación, utilizando el control del mercado energético (petróleo) para reforzar su hegemonía... lo que no traerá buenas cosas a Europa o Japón.
El hecho es que en los propios EEUU, la necesidad de mantener en marcha la atracción de capitales por la IA, acabará arrasando lo que queda de Pacto Verde. Y en la UE, la propuesta de la Comisión de levantar la prohibición de motores de explosión ya aprobada para 2035 nos da un avance de cómo, a trompicones y reluctantemente, pero sin resistencia efectiva, Europa seguirá el paso que le marque Washington.
Paradojicamente, esta vez, parece que las tensiones económicas estadounidenses no llevarán a un nuevo acelerón belicista. A corto plazo podría ser todo lo contrario y puede que en 2026 veamos la paz en Ucrania y una rebaja de las tensiones con China... aunque la tendencia medio sigue intacta: militarismo creciente y preparación de un conflicto abierto entre China y EEUU en un tablero global en el que cada vez hay más jugadores en más sitios y por tanto las probabilidades de roces explosivos se multiplican.
El Zeitgeist
La tendencia a desmantelar las políticas inspiradas en el identitarismo racial y feminista en EEUU (las políticas DEI) se mantendrá y llegará aún más lejos, mientras Europa irá sencillamente bajando el tono. Si en EEUU eso servirá para mantener la imagen anti-establishment de la alianza trumpista, en Europa acompañará al reposicionamiento previsible de los grandes partidos para hacer frente al sentimiento de hartazgo y abandono de una parte creciente, y decisiva, del electorado periférico.
En la cultura, la dificultad de digerir todo este marco cambiante y violento, se expresará cada vez más como una estética de la nostalgia en el consumo cultural...
Las generaciones más jóvenes nunca han sido tan nostálgicas como las actuales, soñando con revivir un pasado de infinitas posibilidades. Dado que nuestra era parece capaz de producir solo "catástrofes" futuras (crisis climáticas, financieras y políticas), inventamos "ayeres radiantes".
Desde la exaltación de un pasado romántico y glorioso —Alfred de Musset soñando con Waterloo, la generación del 68 escalando las barricadas para experimentar la emoción de los revolucionarios—, la nostalgia en 2025 se asemeja, ante todo, a un producto de consumo. "La nostalgia es una excelente manera de crear una comunidad de usuarios centrada en tu marca. Por ejemplo, los millennials, rodeados de tecnología y adictos a las redes sociales, suelen recordar sus años escolares porque representan una fuente de calma y sencillez ", aconseja el departamento de publicidad de la plataforma de streaming Spotify a sus clientes.
Los psicoanalistas hablan de «evitación ante una sociedad que induce a la ansiedad», mientras que los científicos sociales se pierden en conjeturas intentando comprender qué es lo que los jóvenes adultos de hoy encuentran tan fantástico de finales del siglo XX. Una pista reside en la facilidad de acceso a la nostalgia como un bien emocional: internet permite a todos abrir una ventana al «antes», al instante y en todo momento. A diferencia de siglos anteriores, la nostalgia contemporánea se presenta «como un producto listo para consumir
En los sentimientos políticos y sociales también reinará la (falsa) nostalgia. En Francia por ejemplo:
Para el 75 % de los encuestados, "antes era mejor en Francia ", y el 71 % afirma estar " cada vez más inspirado por los valores del pasado " en sus vidas.
El pensamiento retrospectivo y la nostalgia dejan huella en los partidos políticos en crisis, que ya no saben cómo recuperar su antigua gloria, cuando aún se presentaban como agentes de cambio. Este cambio ahora se les escapa, al igual que se les escapa a los gobiernos e incluso a los ciudadanos, perdidos ante la incertidumbre del futuro. La nostalgia es la última arma política utilizada para evocar la emoción por un pasado glorificado y reconstruir una identidad compartida inscrita en una trayectoria temporal. En este sentido, el pensamiento retrospectivo es un arma política, tanto defensiva como ofensiva, porque permite justificar proyectos y promesas a largo plazo de una historia de la que uno es guardián y protector.
Es decir, los mitos emergentes hablarán más de lo que supuestamente nos quitaron o fuimos que de lo que queremos construir o cambiar para ser y vivir mejor. Todo muy característico... de una época en la que la IA pone muy fácil poner imágenes a pasados inventados y muchos ven más verdad en un pasado fake que su propia memoria familiar.
La contratendencia
La contratendencia de todo este panorama de decadencia es y sólo puede ser la esperanza derivada de proyectar alternativas ya en marcha... aunque germinales. Desde nuestra mirada, dos serían las principales:
- El movimiento masivo de recuperación de la economía productiva a través de la compra de empresas por sus trabajadores, que seguirá creciendo a ambos lados del Atlántico aunque solo sea par dar respuesta a la crisis de sucesión empresarial.
- La dinámica territorial está cambiando y las grandes ciudades globales están dejando de ser el sumidero que succiona la vitalidad de los territorios.
Madrid y Barcelona, que tradicionalmente actuaban como polos de atracción, han vivido en los dos últimos años un vuelco: sus saldos netos de entradas y salidas son prácticamente nulos por primera vez desde que hay registros. En 2024, Madrid perdió 54.500 trabajad1ores y ganó 55.271; Barcelona envió 30.295 y recibió 30.475. El modelo se está dando la vuelta.
Algunas apuestas maximalistas
Este año apostamos por cuatro tendencias underground en lo digital:
- La vuelta de los blogs, no masiva pero sí significativamente
- La integración de herramientas de comunicación digital y física, usando el correo postal de nuevo, como exploramos con la edición Nochebuena de Nammu.
- La integración de la IA en herramientas para pensar más y mejor en vez de para alimentar la pereza y el conformismo. Nuestro aporte: Nisaba.
- En general una nueva explosión del software libre alimentada por la IA aplicado a las necesidades concretas de la gente real y la economía productiva a pie de calle. Nuestro aporte: Facturaflow y en general RuralNEXT.