Resiliencia es lo que necesitas cuando no puedes resistir más
Despúes del estallido de la crisis financiera de 2008 la palabra resiliencia se puso de moda. Y una vez se incorporó al registro de periodistas de clickbait, gurús de cuarta y coachers su significado se erosionó hasta convertirse en un sustituto malsonante de resistencia.
Pero resiliencia no es resistencia. Resiliencia es la capacidad para empezar de nuevo una vez la resistencia quiebra y no se puede sostener la posición alcanzada. Es la virtud de reinventarse y avanzar por un camino nuevo que sortea la dificultad que no se pudo o no se supo vencer. Implica por tanto transformación, acción y avance.
Ejemplos de resiliencia y cooperativismo esta misma semana
Nuestro canal en Telegram da diariamente noticias que muestran las cooperativas como una herramienta para la resiliencia de los trabajadores en contextos muy distintos. Algunos ejemplos de esta semana:
- EEUU. Trabajadores migrantes sobre-explotados que acumulan salarios impagos, son despedidos tras unirse a los sindicatos para protestar. En la calle y sin empleo mantienen su propia organización y ponen en marcha una Cooperativa de Trabajo de serigrafía y cosido de trajes folklóricos.
- Francia. Trabajadores de una empresa del metal en quiebra, la compran con ayuda de sus clientes y la convierten en Cooperativa de Trabajo.
- Bélgica. Un grupo de músicos que ha creado un sello independiente, se da cuenta de que como negocio particular nunca va a conseguir la escala de gastos de promoción que los medios y la industria musical imponen. La única forma de conseguirlo es ampliar su base y convertirse en cooperativa de trabajo.
Por supuesto, la cooperativa de trabajo no es la única vía. Alemania e Italia está viviendo el auge de la cooperativa comunitaria. Los problemas que resuelven son de otro orden, pero tienen dos elementos en común: lo comunitario y la mejora de las condiciones materiales y culturales. Desde crear servicios de enfermería y asistencia domiciliaria para mejorar la atención a los mayores en una ciudad pequeña, a abrir espacios de socialización y trabajo remoto para familias en crianza, pasando por dar calefacción a un pueblo entero o crear una industria a partir de la ortiga para revitalizar económicamente una comarca en despoblación.
Y esta misma semana, en EEUU, cuando el huracán pasó y todo lo que había quedado a su paso eran ruinas, los primeros en ponerse manos a la obra a reconstruir, sin esperar siquiera a que se reconstruyeran puentes y carreteras, resultaron ser los trabajadores de cooperativas locales de energía. Y lo que es aún más significativo en un país tan dividido y con un sector social tan fragmentado y regionalizado como son los EEUU de hoy: las cooperativas de estados no afectados, como Nueva York o Minnesota enviaron contingentes de miles de trabajadores a toda la región comprendida entre Tejas y Carolina del Norte.
Comunidad y cooperativa: lo orgánico y lo mecánico
Volvamos por un minuto a la vieja distinción buberiana entre lo orgánico y lo mecánico. Lo mecánico son las normas e incentivos, las reglas que desde la imposición consensual o no, dan forma a una comunidad. Lo orgánico es su crecimiento, la interacción entre las partes, el resultado de su desarrollo como un todo. Lo mecánico es la espaldera, lo orgánico es la vid. Lo mecánico sirve para automatizar y constreñir, lo orgánico tiende a multiplicar las particularidades dentro del todo y expandir el conjunto. Lo mecánico aporta previsibilidad, lo orgánico diversidad.
No es una dicotomía excluyente. Toda comunidad necesita un componente mecánico... que no la ahogue. Toda comunidad está en la búsqueda constante de un equilibrio entre mejorar sus propias reglas para sobrevivir y conservar su esencia y la necesidad de un espacio para evolucionar, adaptarse de formas nuevas al entorno y transformarse a sí misma.
La cooperativa es en realidad un elemento mecánico. Treméndamente versatil, adaptable, personalizable... pero mecánico.
Conclusiones
¿Por qué sirve a la resiliencia de comunidades humanas tan diferentes entonces? Porque cuando confluyen necesidad y compromiso necesitamos un elemento mecánico que permita responder y escalar la respuesta comunitaria lo más rápido posible. Como una tomatera o una parra con su guía. Igual. Ese es el papel de la cooperativa: sostener el crecimiento de lo comunitario cuando la comunidad se hace consciente de que ha de reforzarse y actuar.
De esto aprendemos al menons cuatro cosas importantes:
- La cooperativa no es un bálsamo de Fierabrás. Ni obra milagros ni transforma la realidad por sí misma. Es la comunidad la que se moviliza, crea y transforma.
- Sin comunidad, sin bases comunitarias sanas, sea en el centro de trabajo, en el barrio o en el pueblo, no hay cooperativa que funcione.
- Pero sin una forma de organización firme y versátil capaz de alinearse con los valores comunitarios toda esa energía no podría tomar forma. Necesitamos cooperativas y especialmente cooperativas de trabajo, la única forma comunitaria que se demuestra capaz de mantener altos niveles de compromiso de forma estable en el tiempo.
- Por eso el cooperativismo no es ni puede ser una causa en sí misma. Por eso el cooperativismo significará una cosa o su contraria según los apellidos que lleve.