Origen del concepto de «Nuevo Cooperativismo»
En 2010 las consecuencias de la crisis que arrancó con el crack financiero de 2008 empiezan a sentirse en toda su crudeza. Por primera vez en mucho tiempo emerge una necesidad social de alternativas sistémicas que van a ser definidas desde diferentes lugares y posiciones.
En ese marco, un grupo de investigadores vinculados al entorno académico anglófono de la ACI (Alianza Cooperativa Internacional), publicará un número especial de la revista Affinities de la Universidad de Queens (Canadá) que pondrá en circulación el concepto «New Cooperativism».
Desde entonces hasta este mismo año, estos grupos de académicos universitarios vinculados al mundo de la ACI y la Economía social en la UE y Gran Bretaña (UKSCS, EMES, Euricse) han publicado distintas recopilaciones de papers acotando y definiendo el término.
Primeras aproximaciones al «Nuevo Cooperativismo»
En los primeros trabajos lo que define al «nuevo cooperativismo» no son novedades en lo que las cooperativas hacían sino aquello que define al cooperativismo original del que la ACI se había ido separando desde su fundación:
- Basarse en nuevas relaciones económicas democráticas no sólo hacia dentro sino con la comunidad mayor en la que se establece la cooperativa.
- No presentarse necesariamente como cooperativas formalmente constituidas.
De la combinación de estas dos características -que son esenciales en el cooperativismo desde su nacimiento- los investigadores concluían una tendencia a prefigurar formas de organización económica alternativas y en conjunto un boceto de alternativa al capitalismo1.
El concepto -y la expectativa ligada a él- llegó al gran público con la publicación del best seller «Postcapitalism» de Paul Mason en 2016, pero seguía adoleciendo de una cierta nebulosidad que mantenía siempre la duda de si las nuevas coooperativas teníanuna materialidad real que las diferenciara del cooperativismo tradicional.
Será ya en 2022, con la ACI y las estructuras gubernamentales ya completamente alineadas con la dilución del cooperativismo de trabajo en la Economía Social y la Responsabilidad Social, cuando los investigadores comiencen a señalar un elemento crucial: la centralidad del comunal en el movimiiento que escapa del cooperativismo institucional.
¿Qué definiría al nuevo cooperativismo?
De toda la literatura académica creada desde 2010 hasta hoy se destilan cuatro características que definirían a una iniciativa etiquetable como «Nuevo Cooperativismo»:
- Impulsar prácticas democráticas en el ámbito de la producción sostenible y distribución de bienes y servicios que impulsan el acceso y la distribución igualitaria de recursos.
- Implicar a la comunidad más amplia en procesos de decisión colectiva ligados al cuidado de un comunal determinado de cualquier tipo (de tierras agrícolas a patrimonio histórico pasando por software libre).
- Definir una moral colectiva y un modo de vivir comunitario y no «capital-céntrico».
- Organizarse horizontalmente e impulsar esa horizontalidad en las formas comunitarias.
Es decir, el «Nuevo Cooperativismo» definiría aquellas iniciativas cooperativas que superan el modelo hegemónico de la ACI e impulsan nuevas formas basadas en el comunal que prefiguran relaciones poscapitalistas.
La paradoja y la continuidad del «Nuevo Cooperativismo»
La paradoja es evidente. Bajo el término «nuevo cooperativismo», el entorno académico de la ACI señala y pone en valor lo que la propia ACI no está consiguiendo re-encaminar hacia su modelo desnaturalizador del cooperativismo. Ni que decir tiene que la forma de resolver esta contradicción por la ACI ha sido mirar por otro lado en lo que de crítica práctica contienen estos modelos sin renunciar a usarlos como ejemplo retórico.
En realidad, el nuevo cooperativismo no es más que el cooperativismo original2, que nunca desapareció, con su centro en el trabajo y el comunal. Sólo puede parecer nuevo a quien entienda que el modelo cooperativo de la ACI representa todo el cooperativismo de trabajo existente.
Lo que es cierto es que los modelos cooperativos tradicionales, llámense ahora «nuevo cooperativismo» o no, han carecido desde hace demasiado tiempo de expresiones internacionales independientes. La buena noticia es que, aunque todavía germinales, ya existen iniciativas para construirlas como Communalia. La continuidad de estos casi 15 años de nuevo cooperativismo bajo distintos nombres y formas sólo puede venir de ahí.
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Vieta lo define como «A tendency to prefigure different, less-exploitative, and less-alienating forms of economic organization» que produce «a set of futureoriented possibilities or preliminary sketches that suggest alternative economic, productive, cultural, and social practices in the present and for tomorrow» en su prólogo de 2010 ↩
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Si te interesa este tema por favor escríbenos o contacta con nosotros en Telegram y te enviaremos una copia electrónica del cuaderno «Historia de las colectividades» donde se cuenta el origen de la ACI en la confrontación con el movimiento cooperativo histórico ligado a los comunales y anterior al mito británico de los «Pioneros de Rochdale». ↩