La crisis de las ciudades va peor, no a mejor
Contaminación
Si el DieselGate había dado esperanzas de una regulación más severa de los gases NOx de los diesel... la regulación europea que está camino de aprobarse las chafa completamente. Es decir, la polución más peligrosa, que cuesta unas 400.000 muertes anuales en la UE según el Tribunal de Cuentas Europeo y contribuye al desastre climático y medioambiental, va a seguir todavía por mucho tiempo y no va a reducirse ni la mitad de lo necesario a corto plazo.
Capacidad de compra de los salarios
El pico de inflación que estamos todavía viviendo se está cebando en los precios de la alimentación, especialmente en las grandes capitales. Se hace aún más clara la tendencia general: en los últimos 10 años el gasto en alimentación ha caído un 11% porque había que pagar unas viviendas que se llevaron un 260% más del presupuesto familiar.
Vivienda
En las grandes ciudades los pisos turísticos, ya más de 340.000 sin contar los no registrados, siguen tensionando precios y alentando canalladas contra los inquilinos.
La perspectiva, a pesar de la construcción de nuevos barrios que nacen ya saturados, es que la espiral de precios siga subiendo. Sobre todo porque el gran capital especulativo inmobiliario global, que hizo inasequible Londres o Dublín, está incorporando ciudades españolas a buen ritmo. Siguiente parada: Madrid.
Y el mercado, es decir, los empresarios que proponen modelos a los fondos, ven subir sus ganancias y todo su aporte es aprovechar hasta el último metro con falsos modelos comunitarios que no son sino pensiones precarias para jóvenes decoradas con muebles de Ikea.
La salud mental de los jóvenes es un desastre
¿Podemos extrañarnos o echarle la culpa todavía al Covid? El 47% de los jóvenes dicen sentir tristeza excesiva y el 46,6% siente aislamiento social, es decir, soledad de la que duele. Un 45,1% «se hace daño a sí mismo». Y suma, y sigue.
¿Qué está fallando?
Es verdad, el sistema no levanta cabeza: las economías de las grandes potencias se hacen cada vez más dependientes de jugarretas y guerras comerciales que a su vez alimentan la espiral de guerras y militarismo en todo el mundo. Mientras, la pobreza se expande incluso en las principales potencias y el cambio climático sigue de marcha triunfal.
Pero las mismas fuerzas económicas que convulsionan el mundo se convierten en una verdadera Crisis de Civilización cuando se ven multiplicadas por el modo de vida que se aceptó durante décadas como lo normal y lo deseable.
Un modo de vida que se asoció en su momento -con razón- a las libertades individuales y la democratización del bienestar pero al que la dinámica de crecimiento y concentración ha convertido en un sinvivir de ciudades saturadas, ineficientes y dependientes. Un modo de vida que es, a estas alturas, atomizador de la comunidad y la familia, aislante para las personas, que alimenta el coste medioambiental de todo el sistema productivo (transporte, vivienda, alimentación, industria, etc.) y amplifica las contradicciones sociales, triturando a sectores enteros y enrareciendo el ambiente de convivencia hasta lo invivible.
Pero ¿qué podemos hacer?
Todo. No será porque falten tareas. Está casi todo por hacer. La buena noticia: se puede hacer.
Ayer contábamos en el canal la inauguración de Envejecer en mi Casa en Valverde de Burguillos, 278 habitantes. Envejecer en mi Casa es la prueba de que, uniendo voluntades, se puede desarrollar un nuevo modo de vida en el que, para empezar, las personas mayores puedan ser parte de la comunidad hasta el final y sean atendidas entre todos y con todos.
¿Más tarea que podemos hacer a pequeña escala? Apoyar a la familias desde la comunidad en un momento en el que lo tienen cada vez más difícil, reforzar el apoyo escolar, construir viviendas de otra manera, enfrentar la subida de precios comprando colectiva y directamente al pequeño productor, cambiar el modo de trabajar de verdad, en el día a día... Y no conformarnos con las cosas como son ni como amenazan con ser.
Básicamente: se trata de no esperar a que otros tomen la iniciativa. Tomarla nosotros mismos, colectivamente, proponer, aportar y remangarse para trabajar.
No es hora de cosas grandilocuentes, se trata tan sólo de construir vidas mejores para los nuestros y con los nuestros. Hay un sitio para ti en eso. De hecho, te necesitamos. Y en 2024, te esperamos.