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El sentido del relato

Es imposible no ver el trabajo de Juan Urrutia como un sinuoso -pero impetuoso también- crescendo desde los años de Boulder a 2016 («Modelo económico basado en el nosotros»). En el curso de ese viaje se elaboran una serie de hilos argumentales y analíticos que van incorporando la nueva generación de herramientas que la Teoría económica consolida durante el periodo.

El sentido del relato
Contenido

Una maravilla inacabada

Todos estos hilos van, en el tiempo, creando la urdimbre de lo que podríamos llamar un modelo social general del que el esbozo de 2016 es sólo una primera -y seguramente para Juan Urrutia insatisfactoria- aproximación.

En la base de esa urdimbre está una concepción dinámica del individuo que no oculta una puesta en cuestión de la racionalidad individual implícita en la Economia Neoclásica: la individuación por la pertenencia sucesiva a distintas comunidades identitarias.

De ella se deriva una visión de la sociedad como un magma dinámico de identidades solapadas en evolución.

En el modelo estilizado, dentro de cada una estas comunidades identitarias se producirían, como resultado de su propia definición, una serie de fenómenos (reducción de costes de transacción, retornos crecientes de la demanda, economías de alcance...) tendentes a disipar rentas.

El conjunto de comunidades identitarias sería entonces económicamente más eficiente precisamente por ser social y culturalmente más diverso. De lo que de forma casi evidente se deriva que la única manera de articularlas sin renunciar a esta mayor eficiencia sería la confederación.

¿Pero de qué estamos hablando aquí con eficiencia social? No sólo del uso eficiente de recursos, sino del aprovechamiento eficiente de esa diversidad y creatividad social que se produce en presencia de la disipación de rentas.

Al final esa eficiencia social -que caracterizaría a la «good society»- recoge las cinco características de la «good life» con las que Skidelsky actualiza a Keynes (salud, seguridad, respeto, personalidad, armonía, amistad/competencia fraterna, ocio/sabiduría) y añade una más: ausencia de desigualdades económicas (irreparables).

Resumiendo: podemos decir que Juan Urrutia es el primer teórico en plantearse la viabilidad de una sociedad de mercado que no ignore ni considere como un error o una aberración la identidad colectiva. Y no es algo menor: hay un verdadero salto cuántico entre los análisis axiomáticos de Sen a partir de la ética mínima, por no hablar del famoso paper de Gary Becker sobre el efecto del racismo sobre la eficiencia de los contratadores, y el trabajo de Urrutia.

Un dilema vital

Como apuntábamos, el problema del Modelo económico basado en el nosotros es que, desarrollarlo en el sentido en que lo haría un economista profesional -formalizando y desarrollando las consecuencias internas del modelo- puede ser la base para una gran carrera académica que ahora empiece... pero es difícilmente atractivo para un filósofo mundano, es decir, para un economista comme il faut. Y sin embargo, es difícil actuar como economista mundano una vez rotos los puentes con la conversación académica.

Empieza a serme muy difícil la pertenencia a un tipo de vida caracterizada como un granel selecto. No puedo denominarlo granel porque, desde que he abandonado la universidad, ni practico (ni simulo hacerlo) esa ciencia que daba forma a mi conversación y porque lo selecto solo cabe en un mundo como ese granel que no he sabido construir todavía fuera de la universidad.

Obra póstuma, 2022

Sobre todo cuando la universidad, como vimos, se abstrae en sus propios derroteros y su inercia como reproductora de conocimientos socialmente aceptados le aleja del tipo de entornos en los que un nuevo tipo de conocimiento social puede emerger.

La educación no debe concentrarse en lo que hoy se pide a la universidad en general, sino en una educación integral conducente a la buena vida, que incluye el conocimiento de lo que se hace en cualquier sitio no anquilosado y, desde luego los valores asociados normalmente a las humanidades que resaltan no tanto la eficiencia y la riqueza sino la felicidad y el sentido del trabajo bien hecho que solo se adquiere en una institución en la que lo primordial es aprender a través del debate y no tanto estudiar aquello que parece era necesario en el siglo XX.

Dos ideas complementarias, 31/8/2015

La cuestión es pues cómo dar el salto definitivo a la mundanidad. Especialmente cuando la forma convencional de acercarse a ella -la lectura de la prensa y el disfrute de los relatos audiovisuales- se ha banalizado y empobrecido hasta el límite, proponiendo temas cada vez más banales, vacíos y repetitivos.

Esto es clave en mi poca productividad: la falta de ganas de escribir sobre temas sobre los que no tengo nada, o al menos nada bueno o interesante, que comentar. Este país está lleno desde hace meses de cositas que revientan las portadas de los periódicos diarios y las tertulias televisivas. Pero si hay algo que, con la edad, ya no trago es, justamente, la repetición continuada de una misma idea, aunque esta sea buena lo que, dicho sea de paso, no es precisamente el caso en los dos ejemplos que acabo de poner.

¿Por qué no escribo más? 13/10/2016

Entre 2012 y 2016 Juan publica una serie en el Correo de las Indias ante la necesidad de ir configurando un relato nuevo ante la enorme incertidumbre reinante. En él, junto con una parte dedicada a

los temas económicos cruciales como son la confederación, la competitividad y la fiscalidad y, sobre todo la desigualdad

hace

un esfuerzo para perfilar mi nueva ideología contra el conservadurismo intelectual

Esfuerzo que finalmente sólo puede ser...

...coherente con el deseo más ardiente de no dejarse llevar por el viento reinante y perseguir la individuación, deseo este que sigue vivo en mis entrañas.

Haciendo balance seis años después, remarca:

Es este íntimo deseo el que continúa moviéndome en el fondo de mi vida y el que me lleva a tratar de elaborar ideas que no son a granel y que aspiran a ser selectas aún al precio de no ser entendidas o de ser desechadas sin más comentarios.

Obra póstuma, 2022

La solución de este dilema se condensa en una imagen: el paso del granel selecto a la artesanía que espera poder convertirse en arte.

Un tanto más accesible a estas alturas es la artesanía y la posibilidad de que ésta se convierta en arte.

Obra póstuma, 2022

No es una metáfora caprichosa porque la artesanía intelectual que se convierte en Arte es sabiduría.

Hacia un nuevo modo de vivir

Llegados a cierto punto, el entorno que precisa el filósofo mundano no es ya solo el que sirve para producir conocimiento. Ese le ha dado las bases y los medios para construir un conocimiento cuasi omnivalente. Esto es importante porque transforma al economista de especialista en pluriespecialista. Lo que aplica a una economía basada en el conocimiento aplica aún con más razón a una comunidad intelectual.

[...] los costes fijos son muy pequeños y, por lo tanto, las economías de escala no juegan un papel crucial en el crecimiento de un sistema económico. Más importantes son las economías de alcance que se derivan de la capacidad de diferenciar mucho las aplicaciones del conocimiento a diversos campos convirtiendo así a los miembros de una comunidad en pluriespecialistas, algo que ayuda disfrutar de una vida buena, digna y hasta divertida.

Aprendizaje vs enseñanza, 20/1/2016

Pero en realidad no basta con ésto. Trascender la dinámica de las especializaciones -con algunos y esporádicos cruces inesperados- propia de la universidad significa repensar también a la comunidad sujeto de la conversación colectiva y su propio modo de vida para producir no ya más conocimiento o aplicaciones, sino sabiduría.

Las ideas comienzan a converger y así se va formando todo un posible curriculum que se me antoja más rico que el de la Singularity University aunque solo sea porque no se pretende disminuir los costes de las empresas en general, sino encontrar esa manera de pensar y de vivir que asociamos a la sabiduría como estado superior del conocimiento y que creemos poder asociar a la forma de vivir del comunitarismo.

Aprendizaje vs enseñanza, 20/1/2016

Es fundamental entender el espíritu keynesiano de todo este acercamiento. La «good life» es performativa, crea la abundancia que la hace posible.

Lo que Keynes quería decir seguramente es que la abundancia nos permite vivir sin tener que estar todo el día pensando como si esa actividad fuera una propiedad de la buena vida. En la página 186 de este ensayo Keynes dice algo que a mí me parece fascinante:

Tenemos que descubrir una nueva sabiduría para una nueva época. Y entre tanto debemos, si hemos de hacer algo bueno, parecer heterodoxos, molestos, peligrosos y desobedientes para con los que nos han engendrado.

Si me fascina es porque habla de sabiduría que, como he dicho muchas veces, va más allá del conocimiento y no suele ser entendida precisamente por quienes nos han precedido en la construcción del conocimiento. Los sabios suelen ser por lo tanto tipos solitarios a los que se mira con extrañeza.

Finalmente voy a tratar de comunicar otras ideas de Keynes que provienen de Las posibilidades económicas de nuestros nietos y que son como muy cercanas a la situación actual en la que mucha gente de mi generación se pregunta eso mismo. En la página 122 leemos lo siguiente,

Los incansables y decididos fabricantes de dinero pueden llevarnos con ellos hasta el regazo de la abundancia económica. Pero serán las personas que puedan mantenerse vivas y cultivarse hacia un mayor perfeccionamiento del propio arte de la vida y no venderse por los medios de vida las que serán capaces de disfrutar de la abundancia cuando llegue.

Podríamos relacionar esta cita con la financiarización actual; pero creo que no seríamos fieles al espíritu de la cita. Lo importante es reconocer a la abundancia o su posibilidad cuando está ahí en nuestras puertas y, a menudo, no sabemos reconocerla. Reconocerla nos permitirá disfrutarla y, a su vez, ese disfrute nos permitirá reconocerla como tal abundancia.

Cuando haya ya muchas personas sabias que sepan cómo crear abundancia, o se atrevan a crearla y disfrutarla, habremos llegado a donde Keynes creía que llegarían los nietos de sus amigos de generación. Y es solo entonces que, como leemos en la cita que extraigo de la página 127:

Los acontecimientos se desarrollarán sencillamente en el sentido de que habrá clases y grupos mayores de personas en los que los problemas de la vida económica prácticamente habrán sido eliminados.

Y es aquí a donde quería llegar. Curiosamente también encontramos en este asunto un aparente caso de performatividad: cuando la gente esté preparada para vivir en la abundancia, la verdadera abundancia, entonces ésta se generará. Una bonita lección que nos plantea la necesidad de construir una nueva forma de vida.

Keynes y la buena vida, 17/9/2016

Llegamos así a finales de 2016 con Juan Urrutia preparando los primeros textos de la segunda parte de El síndrome del capataz. Esta segunda incursión literaria se llamará precisamente Conocimiento y sabiduría, y es difícil no darse cuenta de que se llama así precisamente como forma de saldar los años en que su obra trasciende cada vez más decididamente el ámbito del economista académico para volverse mundana y construir desde esa mundanidad la perspectiva de una sociedad basada en el nosotros.

Más significativo aún, aparece ya en el horizonte una tercera parte en la que la sabiduría ocupa todo el espacio y en la que el autor imagina a su alter ego literario disfrutando una nueva manera de ser producto de una nueva fase en su proceso de individuación:

Yo le comento que, además, así tendría material para una tercera novela sobre conocimiento y sabiduría que, según él [Enrique Ojembarrena], debería llamarse El Carro y la Paloma. El conocimiento acarrea muchos datos, pero es solo la paloma la que es capaz de remontarse a los cielos.

De esta forma, pienso, dejaría sitio para una tercera novela dedicada a la nueva manera de ser de Juan. En esta tercera novela es donde me debería concentrar en como Juan se va haciendo devoto de la complejidad y de la geometría no euclidiana que no pasa por alto los detalles. Y también cómo va tomando fuerza la decisión de la pareja formada por Machalen y Juan de casarse cuando todavía no había vuelto Juan de Latinoamérica. Y, sigo pensando yo, podría dejar bien sentada la problemática de unir en un solo cuerpo las ideas económicas con la pintura, la música y quizá la dramaturgia o la literatura, cada área constituyendo un posible capítulo independiente.

Ideas nuevas y planes para el futuro inmediato, 1/11/2016

Esta idea se remarca cuando Juan Urrutia se reencuentra con sus compañeros de promoción de Deusto de 50 años antes. Pone en valor entonces la sabiduria alcanzada como resultado de su propio proceso de individuación y se revuelve -mediante el silencio- contra el conservadurismo de su propia generación.

Para empezar me asusta la medida en que conservan las ideas y valores que les fueron comunicados ya que, en lo que a mí concierne, no hay ningún conservadurismo en ese sentido ya que desde aquel entonces he deambulado por barrios altos y bajos pero en todo caso muy diversos. Y este deambular ha hecho que mis ideas sean mías y solo mías de verdad y no tengan nada que ver con lo que me enseñaron o quisieron enseñarme.

Y para continuar no solo mis ideas son mías, sino que, además, han cambiado de naturaleza pues ya no conforman un enorme fardo de conocimientos más o menos útiles en uno u otro momento, sino que, convenientemente entrelazados, me proporcionan una simple clave de sabiduría que rara vez puede ser utilizada para algo que no sea la crítica radical de lo que se escucha en los medios o en las conversaciones. Y cuando esa crítica habría de ser utilizada contra los que son, han sido y seguirán siendo mis amigos, no cabe más que el silencio. La sabiduría a la que me refiero y de la que he escrito a menudo es, cuando se ha alcanzado, una señal de autenticidad tal como decía en Autenticidad y Sabiduría.

La sabiduría del silencio, 2/12/2016

Quixote en Global Box

La revolución empieza entonces como una gran ceremonia de empaquetado. Las primeras veinte cajas («que incluyen algún artículo mío junto con toda la bibliografía utilizada en su elaboración y luego las que contienen los que fui acumulando para estar al día o porque creía que podía mejorarlos», según cuenta en un post) irán a las Arenas. Les acompañarán diez más, con libros recibidos de instituciones diversas.

Pero luego están las cajas en las que ya he acomodado, todavía en cieto desorden, cientos de libros en idiomas variados que me llevan a recordar no tanto mis intereses técnicos sino, sobre todo, mis intereses filsófico-humanísticos y que no han sido utilizados nunca para estudiar ninguna técnica sino sobre todo para aprender a vivir, es decir a tener opinión sobre el mundo y poder contrastarla con amigos con los que, podría decir, formaba y formo una comunidad. Son estos libros los que me han llevado a perseguir la sabiduría más allá del conocimiento y muy a menudo han sido adquiridos en mis viajecitos.

Estas cajas «cultas» serán estibadas en algún rincón de mi vivienda habitual y el examen de su contenido constituirá mi trabajo de aquí en adelante a fin de poder recordar mis intereses en el tiempo y ser capaz de entenderme a mi mismo y mis fases ideológicas reconstruyendo así el animal extraño que creo haber sido. ¿Cual será mi forma cuando desempaquete todas estas cajas de un tipo u otro en las que he estado hasta ahora empaquetado?

En principio debería ser la misma que la que pueda tomar mi figura a partir de mis propios escritos y, sin embargo, creo que no será así. Bauman quien desgraciadamente acaba de morir, está bien representado entre mis lecturas, lo he leído en los momentos apropiados y no digo que no haya colaborado a la poca sabiduría que haya acumulado y sin embargo no me reconozco en sus ideas en el fondo críticas sobre la liquidez del mundo. Me descubro más bien un surfista de mi tiempo.

(Des)empaquetándome, 10/1/2017

Aparecen los viejos libros de Boulding; recuerda cómo fue admitido en el exclusivo seminario que él dirigía gracias a que le había dicho que quería hacerlo porque quería formarme para llegar a destruir la escasez y por lo tanto la Economía; lee la crítica de Rubinstein a Dani Rodrick y sonríe ante su fascinación por los modelos formales que se transforman en historias reales; tras volver en primavera a París y asistir en Bilbao al último consejo de Consulnor se reencuentra -sigue desempaquetando- con Samuelson, Leijonhufvud y Boulding.

Publica entonces un apunte muy adelantado sobre lo que la novísima economía (la del Big Data y la IA, y por tanto de las redes re-centralizadas) representan en contraste con la nueva economía de la Internet distribuida.

Así que la abundancia de datos, aunque no de sus elaboraciones, planteará, sin duda alguna, problemas en la competencia entre los generadores de datos que no puedan tratarlos ellos mismos. En esta economía no topamos con la posibilidad, existente en la «economía dot com», de que una pequeña start up pueda dejar obsoleta a una empresa grande por su carácter, puesto que la innovación está en la generación de algoritmos inteligentes y estos son tanto más inteligentes cuantos más datos traten.

Lo que en este sector de los datos, su creación, su adquisición y su tratamiento, siguen siendo problemas que necesitarán nuevas soluciones son, sin duda, la propiedad intelectual y la no rivalidad en el uso de esos datos o de muchos de sus resultados algorítmicos. Las soluciones ya encontradas y utilizadas en otros sectores no son necesariamente adecuadas para este sector que conforma la Novísima Economía.

Y aquí llega la esperanza de que haya gente digitalmente bien formada y que, por razones de convivencia, estén dispuestas a encontrar soluciones adecuadas que procuren una cierta igualdad y el libre acceso. He aquí un trabajo tentador para no pocos jóvenes interesados no solo en lo digital, sino también en lo convivencial.

La Novísima Economía, 15/5/2017

Pero poco a poco, los posts en el blog se espacian y con ellos las lecturas, las conversaciones y las nuevas referencias. En una España -y un mundo- que se convulsiona y cierra definitivamente el periodo abierto a finales de los ochenta -en tecnología, pero también en estructura económica y desde luego en sus relatos- Juan Urrutia es cada vez más prisionero de su propia obra.

El Juan que está reorganizando su base pierde el hilo abrumado por la cantidad ingente de detalle que descubre en una obra mayor de la que esperaba encontrar. La cantidad de árboles le ciega la perspectiva del bosque hasta convertirle en un Quixote en Global Box.

Últimamente he pretextado una u otra razón para justificar la ausencia de posts durante más de una semana. En esta ocasión no lo he podido hacer pues no existía una razón suficiente. Lo que ha ocurrido es que me he enterrado entre mis viejos papeles que, almacenados en un negocio ad-hoc de Arganda (Global Box), he ido recogiendo, no tanto para evitar el pago mensual del enorme armario que los contiene, sino para ir expurgando el contenido, echando a la basura lo que no merece ser guardado y almacenando en casa lo que todavía pienso que tiene algún valor.

No lo recordaba, pero me he topado con un curriculum vitae no puramente académico sino casi totalmente exhaustivo que contiene prácticamente todos los trabajos que he escrito en mi vida, bien fueran para publicar en revistas de muy diferentes categorías o bien estuvieran destinados a ser olvidados en ese momento. Lo curioso es que, si bien entre las revistas no hay casi ninguna que me haya costado identificar, entre los trabajos destinados a ser olvidados hay bastantes que realmente han sido olvidados en su contenido o en cuanto a la ocasión para la que fueron compuestos.

Releer este material lleva tiempo y mucha reflexión sobre el sentido que para mí tenía la vida en uno u otro momento. Pero identificar el momento del que se trata, más allá de la fecha, tampoco es tarea fácil y hubiera sido imposible sin la ayuda de algunos libros que guardo en mi casa y que contienen a veces trabajos de la misma época del artículo misterioso que no recuerdo por qué o para qué escribí. Se trata de una tarea hercúlea que no se si tiene mucho sentido o se trata de puro narcisismo.

Creo que posiblemente hubiera empezado a realizar este trabajo, pero también pienso que no lo hubiera terminado y habría acabado quemando todo el material, si no fuera por la mera curiosidad de lo que hay dentro de la docena de cajas que todavía almaceno y, sobre todo, por dos razones muy distintas entre sí. La primera y más importante es la ayuda de un muy buen amigo que me apoyó mucho en los últimos veinte años y hoy me incita a retomar el orden que él cree recordar en mi trabajo y que muy a menudo recuerda mejor que yo. Y que además me suele acompañar al almacén a Arganda los domingos que ambos podemos y que endulzamos con estupendos churros, mucho mejores que los que uno encuentra en Madrid capital.

La segunda razón por la que además he decidido continuar con la tarea es los recuerdos que ayer me trajo la nueva película sobre Lou Andreas-Salomé en la que recordé cómo después de años y años de un escribir también memorialista, se siente obligada a quemar muchos de los papeles caligrafiados que acumula en Gotinga con la subida al poder de los nazis. Entre mis papeles solo he encontrado alguno raro que me gustaría que no fuera recordado, pero lo voy a conservar como un homenaje a la libertad de pensamiento y a la ya muy escasa capacidad de venganza del poder en nuestros días.

Y para terminar solo quiero recordar lo que dije de mí en mi despedida de la Universidad Carlos III y que hoy vuelve a mi inesperadamente como una buena descripción que quien soy:

Espero que, a partir de ahora, consiga reunificar las facetas dispersas de mi personalidad: vasco en Madrid, profesor amable o quizá flojo, investigador con poca paciencia para los detalles, político breve y aficionado, banquero por casualidad, mecenas sin dinero...

Y ¿esto para qué? pues, usando otra frase recién reencontrada, para contar la búsqueda de la dulzura de una vida sin meta.

La dulzura de una vida sin meta, 29/04/2018

Though this be madness, yet there is method in 't: la arquitectura intelectual

La progresiva desaparición del sentido en la interpretación de una construcción de una obra masiva y tan diversa como kontraren kontra culmina sin embargo dos años más tarde en una interpretación metafórica espacial.

Todo partiría de mi residencia madrileña, una casa individual de los años treinta y de cinco plantas siempre que pueda considerar como tal a la mas baja, aquella por la que yo accedería y de la que partiría el único camino a las otras cuatro. En esa planta estaría mi pequeña, diminuta, vivienda totalmente simple con cama, cocina y baño además del acceso a las otras plantas. Es este acceso lo que constituiría la aportación a la «arquitectura espiritual». Una escalera alta y sumamente empinada partiría de ahí y subiría a cada una de las otras cuatro plantas, a cada una de las cuales se accedería por medio de una puerta que daría acceso a su vez a un pasillo semicircular desde el que se accedería a los misterios de cada planta.

Arquitectura espiritual, 23/9/2020

Una primera interpretación, la más evidente, nos coloca en torno a la representación tridimensional del mapa mental de la obra de Juan Urrutia. No es una relación entre temas ni objetivos, sino entre orígenes y fuentes. Dejando la planta baja para el final, la gran Torre Biblioteca de conversaciones comenzaría con la Economía.

Trataba de describir lo que entiendo como la forma de dotarme de vida con sentido a través de una forma de ser y de pensar que denominaba arquitectura espiritual y que trataba de explicitar a través de las cinco plantas de mi vivienda madrileña entre las que la planta baja sería «la puerta de acceso» [...]

Como la primera de esas cinco plantas es en realidad la Planta Baja tengo que lanzarme a la descripción de la Primera Planta a la que denominaré Economía. Después de ascender la escalera en su primer tramo, abro una puerta que me hace pasar a una especie de distribuidor en el que el visitante descubre tres puertas dedicadas, cada una de ellas, a una parte de esa primera obsesión mía: microeconomía, macroeconomía y fusión. Cuando se abre cualquiera de esas puertas lo único que se descubre es una pequeña biblioteca de los libros correspondientes. [...]

Así como en los de la primera puerta se encuentran los esfuerzos por entender el comportamiento de los agentes económicos en diversos escenarios posibles, en los almacenados detrás de la segunda puerta topamos con los intentos que se han producido por buscar la forma de poder predecir por donde se encaminarán las grandes variables macro después de introducir en el sistema alguna gran arma de política económica.

Dados los contenidos reseñados no resultará extraño que detrás de la tercera puerta topemos con una pequeña colección de volúmenes en los que sus autores han pretendido y continúan pretendiendo profundizar en la forma en que ciertas modificaciones en la conceptualización micro pueden afectar a los resultados macro. Más específicamente destacan los esfuerzos en entender la influencia de la complejidad en el comportamiento individual.

Arquitectura espiritual, Primera planta, 2/10/2020

La segunda planta corresponde, cómo no, a la Filosofía.

Se divide en tres habitaciones cada una dedicada a un idioma distinto: el francés, el inglés y el alemán en referencia al origen del escritor correspondiente y cualquiera que sea el idioma en el que el libro esté escrito o haya sido traducido. Los escasos libros que han sido escritos en castellano o que solo se pueden encontrar en la traducción a ese idioma, ocupan un lugar en un balda del ascensor para que nadie critique su ausencia.

Segunda planta, 6/10/2020

La tercera a la literatura.

Esta segunda planta, es decir su contenido, está dividido, lo mismo que la anterior, entre autores de tres lenguas distintas: el francés, el inglés y, esta vez, el castellano. Si bien el alemán puede ser entendible en sus manifestaciones filosóficas por parte de los visitantes frecuentes, la literatura en alemán no lo es tanto y, por otro lado, el castellano ha de tener un enorme número de páginas disponibles. El espacio dedicado a la literatura generada en este último idioma ha de ser, por consiguiente, prácticamente la mitad de la superficie de la planta sin que sea necesario destacar ninguna especificación a fin de exhibirla en una balda del ascensor. [...]

Ni que decir tiene que esta planta es la más usada de esta obra de arquitectura espiritual por lo que el ascensor está la mayoría del tiempo parado en ella. A menudo el lector se queda hasta muy tarde por lo que hay que contar con la posibilidad de que dormite en ella. Por ello debe contar con butacas muy cómodas colocadas tanto en la planta en sí como en el ascensor que cuenta con una de esas butacas individuales que muy a menudo sirven de cama al lector siempre que en la cuarta planta no continúe una de las frecuentes reuniones de amigos de la arquitectura espiritual.

Tercera planta, 9/10/2020

Y la última, a la conversación, siendo el espacio de promiscuidad entre especialidades.

La cuarta planta es difícil de describir y todavía más difícil de justificar. No llega el ascensor a ella ni tampoco la escalera general, sólo una especie de estrecha colección de escalones desgastados. [...]

Es, naturalmente, en esta planta en donde siempre tiene lugar la discusión abierta del tema de la semana en presencia de pocos de los habituales de otras plantas. Este tema se plantea por parte de algún visitante de esos habituales con ganas de aprender algo o, más a menudo, de lucirse en la exposición de ese algo. Esta discusión se centra siempre en una mezcla de las lecturas de las otras tres plantas. Puede tratarse un tema económico iluminado por la literatura y quizá dependiente de precisiones filosóficas. O de un tema filosófico planteado en términos económicos. O, a veces, de un tema literario visto filosóficamente. Este último es el contenido más frecuente, lo que deja en evidencia la formación de la mayoría de los asistentes entre los que faltan, con toda claridad, los entendidos de verdad en literatura.[...]

[Al fin de los trabajos] Esa extraña luz de la cuarta planta se va desvaneciendo y cuando, finalmente, se apaga del todo, la mayoría de los asistentes abandonan esta planta y se van de esta obra de arquitectura espiritual.

Cuarta planta, 13/10/2020

Pero el paso de planificar una good life con vocación performativa a trazar el mind map de los orígenes, sólo puede ser insatisfactorio.

Como mucho ilustra, con un corte transversal, los cruces inesperados entre supuestas especialidades en contraste durante años de individuación y traiciones sucesivas al sentido común y el conservadurismo intelectual presentes en cada una de las tradiciones intelectuales de las que Juan bebió. Hay un sistema en esta locura, es evidente, pero el sentido, la necesidad de seguir adelante haciendo, como el fantasma del rey muerto, pugna por salir y vuelve por las noches.

Mi irrenunciable deseo de vivir de acuerdo con mi personalidad, sea ésta ya vivida o sea por vivir, me ha llevado a convertir mi amplia vivienda de Madrid en una especie de Torre Eiffel cultural con lo que el espacio que me queda para residir en ella es muy limitado. [...] Yo mismo me pregunto por qué duermo tan incómodamente.

Mi diminuta planta baja espiritual, 26/10/2020

Pero al dejar el relato desprovisto de movimiento y por tanto de sentido, el sentido de trabajo (vital) en curso desaparece. Y sólo cabe escribir una obra póstuma... pensada como una estación término en la que sólo cabe el silencio porque, como en el encuentro de promoción de Deusto, no hay nadie con capacidad de escuchar y compartir ninguna reflexión que merezca la pena.

Parecería por lo tanto que en este momento solo me queda elegir el lugar apropiado para retirarme, no lejos de mis seres queridos y en un paisaje absorbente, lugar y paisaje que contribuyan a hacer de mi silencio el acicate primordial de mi obra.

Hacia la última etapa de mi vida, 11/5/2021

Un nuevo mundo

Mientras tanto un nuevo mundo ha ido tomando forma entre el triunfo del Brexit y la guerra de Ucrania. De la mano de Trump, y sobre todo de Biden, vuelven el proteccionismo, el nacionalismo económico y la perspectiva de una guerra entre grandes potencias.

El sentido de la recentralización de la red llevada a cabo por la Big Tech y las redes sociales, visible ya con el big data, se hace evidente con la IA. Las IAs generativas se convierten en la materialización del sentido común y la sociedad descubre el placer de adorar la síntesis de todo cuanto tiene de mediocre. Pero los delirios y monstruos de la IA resultan subversivos frente a la complacencia del nuevo discurso mediático sobre la nueva tecnología emergente. El nuevo mundo más que al mundo feliz de Huxley parece acercarse a la Tempestad de Shakespeare.

El boom identitarista, un hijo del relato postmoderno incubado en la universidad estadounidense y heredero de sus traumas nacionales, se hincha hasta entender -de la mano de la tercera ola feminista- toda traición a la definición identitaria como un crimen político digno de linchamiento (no sólo y no siempre virtual). Vuelve la censura previa en los debates universitarios y se proyectan cada vez más sobre todo el espacio público... alimentando de paso la respuesta autoritaria de los que negaron desde siempre toda legitimidad a la diversidad. Como en tantas cosas, la dicotomía es una distopía hecha realidad.

Las famosas tensiones territoriales se desplazan de la competencia entre regiones a la relación entre grandes ciudades por un lado y territorios por otro. Relación cada vez más conflictiva que deja grandes calvas de población por toda Europa en un momento en el que, sin embargo, el cambio de fuentes energéticas revalúa la proximidad y apunta la posibilidad una reindustrialización rural posible.

Y lo peor: vuelve el fantasma del hambre a Europa aún antes de que la recesión se materialice. La desigualdad escala hasta convertirse, en Gran Bretaña o España, en una brecha -de rentas pero también cultural- entre la clase media y la trabajadora, ahora llamada los vulnerables. Todo recuerda cada vez más a la larga caída Argentina.

Recuperar el propósito: construir la cuarta planta como un nuevo modo de vivir

En este marco general es difícil argumentar que no haya necesidad o condiciones para la discusión, y más difícil aún que el marco de pensamiento elaborado por Juan Urrutia hasta 2016 esté fuera de lugar o no sea aplicable.

El ejemplo citado arriba sobre los retos del big data y la IA es más que ilustrativo al adelantarse en años a un debate que sólo ahora empieza a esbozarse, aunque cojo por la falta de un marco general que sin embargo ya estaba en El Capitalismo que viene. Y ni hablar de la concepción de la diversidad ligada a la individuación o de la importancia creciente de la desigualdad como problema central de nuestra época.

No, no es que el trabajo de Juan Urrutia haya quedado fuera de época. Es que no hemos sido capaces de crear es nuevo modo de vivir performativo, esa cuarta planta que muchas veces habíamos llamado no universidad y que basábamos en la doble distinción aprender/estudiar y sabiduría/conocimiento.

Y al final ¿Quién es Juan Urrutia?

En Como escribir mi obra póstuma Juan Urrutia habla de su propia trayectoria e itinerario intelectual como un río que nos hubiera llevado al mar sin darnos la oportunidad de remontarlo de nuevo o mirar atrás. No estamos de acuerdo. Aceptarlo sería privarnos de ideas y herramientas que harían mucho más penoso entender el mundo al que estamos abocados.

A través de sus citas hemos descubierto en este itinerario el verdadero sustrato de su pensamiento, su motor íntimo: entender de un modo sistemático, dinámico y analítico el papel de las comunidades humanas -reales o imaginadas, más o menos laxas, con identidades más o menos fuertes- en una economía y una sociedad en la que la el conocimiento se convierte en capacidad productiva de manera directa, haciendo posible la abundacia.

En este itinerario remontamos el río hasta su nacimiento. El el próximo que le dedicaremos, navegaremos su curso central abordando el núcleo abundantista del trabajo de Juan Urrutia específicamente. A él os emplazamos.

Quién es Juan Urrutia › Tema 3

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