9/09/2023 | Entrada nº 30 | Dentro de Historia

Los comunales como continuidad de la Edad de Oro

El registro arqueológico revela una continuidad material y organizativa entre la Edad de Oro y los comunales posteriores.

Nuestra especie existe desde hace unos 350.000 años. Durante la mayor parte de ese periodo (aproximadamente 340.000 años) su forma de organización social fue igualitaria, sin clases y se basó en la propiedad comunal.

Sabemos desde hace unas décadas ya, que, de hecho, la revolución agrícola-ganadera y las primeras ciudades no fueron, como nos contaban en el bachiller, producto de la división en clases, sino que nacieron y florecieron bajo la forma de sociedades «comunistas primitivas» como las de la cultura cucuteni en la actual Ucrania. El mito de la Edad de Oro que tan persistente ha sido en la cultura desde la Antigüedad, nos hablaría de ese periodo y esas formas originales de civilización igualitaria basada en comunales.

Las clases sociales surgidas a lo largo de un largo periodo que se solapa con estas formas primitivas de civilización, fueron muy probablemente producto de la conquista y posterior esclavización de unas tribus -algunas de ellas semiurbanas ya- por otras. Las relaciones entre explotadores y explotados -como es bien conocido entre espartanos e ilotas- fueron durante mucho tiempo las propias de conquistadores y conquistados: amenaza física permanente y tributos en trabajo y productos. De hecho la palabra tributo es una palabra latina que deriva de tribu, porque era la tribu la encargada de pagarlos.

Pero mientras los conquistadores evolucionaron hacia sistemas de jerarquización más complejos en su seno en la medida en que sofisticaban las formas de dominación y gobierno de sus conquistados, éstos siguieron viviendo organizados de forma autónoma y comunal durante muchísimo tiempo. Era conocido en el caso de los ilotas, ahora aparecen evidencias arqueológicas en las ciudades que rodeaban Troya en la Edad de Bronce.

La secuencia histórica es interesante. El registro arqueológico revela una continuidad material y organizativa entre la Edad de Oro y los comunales posteriores. Es decir, la existencia de una continuidad material y organizativa que perdura milenios en la cultura. Una secuencia que se proyecta hasta nuestros días y que conecta las formas comunales de propiedad de cada época con las primeras e igualitarias formas de civilización y organización social humana. Realmente... venimos de muy atrás.