3/12/2023 | Entrada nº 61 | Dentro de Organización

La era de las economías de alcance

A petición de un lector en Colombia hacemos un resumen de lo que sabemos sobre las economías de alcance y la forma en que intentamos aprovecharlas.

La base de las economías de alcance

La definición

Los manuales de introducción a la Teoría Económica definen como «Economías de Alcance» la reducción de costes medios debida a la producción conjunta de un producto o servicio.

Dicho de otro modo, es la reducción de costes producida por aumentar el número de productos o servicios que hacemos con la misma infraestructura material.

Usualmente las economías de alcance se presentan como alternativa a las economías de escala, que son las reducciones de costes medios debidas a aumentar la escala de la producción (y por tanto, lo invertido en maquinaria y espacios necesarios para producir un bien o servicio).

Estrategias de alcance frente a estrategias de escala

En una estrategia de crecimiento basada en economías de alcance produciremos más bienes y servicios con prácticamente lo mismo; en una basada en economías de escala produciremos más de lo mismo.

La estrategia de alcance diversificará la producción de la cooperativa o del territorio sin aumentar significativamente las inversiones necesarias; mientras una estrategia de escala especializará a la cooperativa o el territorio, concentrando y aumentando inversiones en la producción de un solo producto o un grupo muy reducido de ellos para poder alcanzar cantidades mayores.

Ejemplos típicos de crecimiento basado en economías de alcance

  • Una panadería que comienza a producir también dulces y galletas y vende en las fiestas corderos asados.
  • Una lechera que comienza a producir todo tipo de derivados lácteos (yogures, nata, mantequilla, queso...).
  • Una gestoría que comienza a ofrecer a sus clientes consultoría de gestión y métodos -que ha observado en otros clientes- para mejorar su negocio.
  • Un pueblo que apuesta por crear un obrador comunitario para que las producciones locales de miel, frutas, verduras, hierbas aromáticas, etc. puedan transformarse, envasarse y comercializarse, en vez de por crear talleres o fábricas especializados de conservas, aceites esenciales, sazonadores, etc.

Marco histórico: La época de las tecnologías de alcance

Qué son las tecnologías de alcance

El cambio tecnológico más significativo del último medio siglo es la multiplicación, reducción de escala y costes de las tecnologías de alcance. La máquina más característica de nuestra época, el ordenador, es el ejemplo más característico de una tecnología multifuncional que puede usarse para producir muchas cosas distintas.

Con el tiempo esa versatilidad de las herramientas básicas de producción se ha trasladado a la capacidad de diseñar y crear nuevas herramientas, lo que a su vez ha permitido la reducción de las escalas necesarias para producir y la aparición de formas de producción distribuida. El símbolo y síntoma del desarrollo de esta tendencia es la impresión 3D: con máquinas relativamente pequeñas y baratas se pueden ya producir todo un rango de piezas e ingenios previamente diseñados en un ordenador, para los que hasta hace poco hacía falta un gran taller o incluso una fábrica entera.

China o cuando las tecnologías de alcance se aplican a las macro-escalas de las grandes cadenas industriales

Pero donde las tecnologías de alcance llegaron a cambiar más y más radicalmente la experiencia cotidiana ha sido en el mundo industrial, un mundo que tenía ya escalas inmensas. Ahí de la máquina de control numérico hemos pasado a las cadenas multifuncionales, la base del gran éxito de la potencia exportadora de la electrónica china.

Se trata de cadenas de producción gigantescas pero tremendamente versátiles en las que con muy bajo coste, se pueden añadir, quitar o reordenar piezas enteras en un tiempo mínimo. Dos aclaraciones:

  1. A veces una pieza de la cadena es, a su vez, un gran taller o una fábrica dedicada a hacer un componente.
  2. Cada fábrica o taller de la cadena se rige por la misma lógica de crecimiento a través del alcance, por lo que se hace posible la personalización o adaptación de cualquier parte de cualquier producto.

Este tipo de cadenas de gran escala basadas que se transforman para obtener economías de alcance, son las que hicieron de China «la impresora 3D del mundo» a base de reducir costes de producción medios al mismo tiempo que subían subían los salarios industriales medios.

Esta transformación de la industria china permitió a su vez la aparición de todo un sector de empresas de dispositivos electrónicos en Europa (desde teléfonos móviles a hardware para la automatización de cultivos y desde libros electrónicos a juguetes) formado por pequeñas empresas que diseñaban y financiaban productos que encargaban a empresas chinas y comercializaban luego en tiempo récord con bajos precios y buenos márgenes.

Las consecuencias para la competencia global: del mercado globalizado a la guerra económica global

En el marco global, la combinación de escalas gigantescas y tecnologías de alcance no podía sino producir tensiones y contradicciones brutales. Las ventajas competitivas del modelo tendían a concentrar las grandes inversiones industriales rentables en el extremo Oriente, dejando a las viejas grandes potencias -EEUU, Gran Bretaña y la UE, pero también a Japón- en una posición en las cadenas productivas globales cada vez más difícil para sus capitales nacionales.

Y así, a partir de 2017 con el Brexit primero, el triunfo de Trump y la guerra comercial después y el empujón a la guerra tecnológica -y militar- de Biden desde 2021, hemos entrado en una época que algunos llaman de «desglobalización».

La supuesta «desglobalización» en realidad no es más que una reordenación de la división internacional del trabajo que fractura toda una serie de mercados que se habían integrado progresivamente con las capacidades industriales de China y su entorno. El objetivo confeso es forzar la repatriación de inversiones industriales a las viejas potencias y asegurar una costosa independencia de la capacidad productiva china que de sentido a producciones industriales y tecnológicas rentables «en casa».

En este momento es todavía difícil saber en qué medida eso va a traducirse en una vuelta a los modelos de escala clásicos en Europa y EEUU o si la «repatriación» de capitales va a incorporar la combinación de grandes escalas y alcance del modelo chino. Aunque apunta hacia lo primero.

¿Qué pintamos en todo ésto?

Lo único seguro es que sin una demanda global no se justifican producciones de escala mundial y que el volumen de las grandes escalas industriales es tal a día de hoy que no tiene sentido si no es sobre monopolios prácticamente mundiales. Es esta concentración masiva de capitales lo que está impulsando una agresividad creciente de todas las potencias en su lucha por influir y asegurar el acceso a los mercados del resto de países.

Por eso, mientras la actual crisis de civilización no se resuelva, el horizonte de una nueva gran guerra -o una serie interminable de ellas- no va a desaparecer sino que, aunque pueda alejarse momentáneamente, volverá cada vez más amenazante.

Resumiendo, la perspectiva histórica y global es terrible. Cuando miramos el marco internacional no podemos sino ver batallas de dinosaurios arrasando todo a su paso. La inevitable impotencia, paraliza.

Precisamente por eso y no a pesar de eso, construir la alternativa desde abajo, que necesariamente empieza a pequeña escala, es más importante que nunca y más urgente que nunca.

Y cuando hablamos de pequeña y muy pequeña escala, las economías de alcance son la principal herramienta a nuestra disposición.

Cómo usar las estrategias de alcance

La idea central

Al final, ¿cuál es la base de toda estrategia de alcance? El uso para distintas funciones/producciones de una infraestructura productiva determinada. Cuanto más cosas diferentes podamos hacer con la misma inversión, menor será el costo que traslade a cada unidad de producto.

Es más, cuanto más diversifiquemos más fácil será que podamos concentrarnos en nichos de demanda más pequeños y más estables, compitiendo con precios iguales o al menos cercanos a los de la industria de gran escala... pero con una oferta más precisa, más a la medida de las necesidades concretas de cada cuál.

Entender la demanda como un conjunto de nichos y no como un gran mercado

Durante muchas décadas en países como España, Argentina o Uruguay, se consumían prácticamente en exclusiva cervezas ligeras tipo Pilsner (y alguna Lager tampoco muy densa). Había muchas marcas, sí, pero todas tenían la malta justa y casi siempre, más agua de la cuenta. Las cervezas de más cuerpo eran de importación y tenían unos precios demasiado elevados.

¿Por qué no hacía la gente cerveza en casa a su gusto? En primer lugar no existía la cultura, así que arrancar suponía todo un coste de aprendizaje. Y una vez uno conseguía encontrar información, todavía tenía que hacerse con cubas, cocederas y materias primas. Pero hasta hace muy poco no existían cocederas pequeñas y con precio accesible. Así que ponerse a hacer cerveza tenía un coste que hacía cada cerveza casera más cara que cualquiera que pudiésemos importar. Resultado: nada cambiaba.

Y es que cuando un producto satisface una necesidad y es, gracias a la producción a gran escala, mucho más barato que las alternativas disponibles, lo que echamos de menos en él no compensa el aumento de costes que supondría producir una alternativa artesana que nos satisficiera más. Pero eso no significa que los consumidores estén realmente satisfechos.

Os proponemos una idea fuerte: no hay grandes mercados estandarizados, hay una amalgama de nichos no del todo satisfechos, homogeneizados en el comportamiento de compra por la baratura de la producción de gran escala.

¿Qué pasó a partir de 2005 con la cerveza? Que con la caída del tamaño y precio de la maquinaria necesaria, apareció toda una profusión de pequeñísimas fábricas artesanas que ofrecían una gama interminable de variedades e incluso, en el límite, invitaban a la personalización total.

Resultado: justo cuando la producción cervecera europea se había reducido a un monopolio compartido entre dos grandes grupos industriales, el monopolio de la cerveza mala se llevaba un buen mordisco y enfrentaba competencia por primera vez. Productores de pequeña escala se habían hecho un hueco por primera vez a base de apostar por las economías de alcance.

El desarrollo del alcance como perspectiva permanente de la producción de pequeña escala

Como todos sabemos, las grandes cerveceras y hasta las cadenas de supermercados y sus proveedores de marca blanca, pasado un tiempo, reaccionaron. Sacaron sus propias IPAs, variedades con trigo o maíz y hasta sellos más o menos artesanos.

La calidad media de la cerveza disponible aumentó entre 2008 y 2018 como nunca antes desde el siglo XVI. Pero algunos pequeños productores desaparecieron o fueron comprados por los grandes. Otros se hicieron fuertes en nichos locales. Y otros consiguieron compensar lo perdido de nuevo a base de alcance buscando usos comerciales para los bagazos en la cosmética o incluso en las masas para panaderia. Algunos incluso transformaron sus instalaciones para ir aún más lejos y producir kombucha y otras bebidas.

Lo que aprendemos de todo ésto es que las estrategias de alcance, cuando pasan de cierto impacto van a ser copiadas por los grandes agentes. Por eso, para la pequeña escala no se trata de «cambiar una vez», sino de «vivir cambiando»: descubriendo nichos todo el tiempo y, sin renunciar a ellos, cuando encuentran obstáculos e incluso decrecen, transformarse para optar a nuevos, relativamente cercanos.

El comunal como estrategia radical de alcance

Las estrategias de alcance en las colectividades

Todos los ejemplos que hemos dado hasta ahora son de empresas -pequeñas y grandes- pensadas, como casi todas las empresas, desde una lógica sectorial. Si la empresa produce algo, puede pensarse a si misma ampliando el alcance hacia producciones colindantes pero por lo general no ve las ganancias de alcance en otras industrias.

Sin embargo, cuando estudiamos colectividades por todo el mundo, lo que encontramos es una aplicación mucho más radical de las economías de alcance. Veamos las principales tipologías que hemos encontrado.

  • Colectividades que desarrollan software y hardware, muchas veces partiendo de la experiencia con ciertos cultivos, frutales o ganaderías que explotan y conocen bien. Dicho en la lengua de los economistas sería ganar alcance completando la producción primaria con desarrollo tecnológico y servicios avanzados... algo que no es ni mucho menos evidente para las empresas normales, ni siquiera para las grandes.

  • Colectividades que acostumbradas a optimizar transportes y cargas, incorporan poco a poco al entorno convirtiéndose en un verdadero servicio logístico racional y ecológico para todo su entorno de proximidad. En algunos casos, de forma gratuita.

  • Colectividades que, a partir de lo organizado para satisfacer una necesidad comunitaria interna o del entorno inmediato, comercializan servicios al exterior -conservando e incluso ampliando su gratuidad para propios y cercanos. Ejemplos típicos: servicios educativos, comedores y comida a domicilio, cursos técnicos, obradores comunitarios, servicios de atención a mayores y asistencia domiciliaria... hemos encontrado hasta servicios de recogida y distribución de leche materna para madres trabajadoras.

  • Colectividades que convierten la afición o las exploraciones creativas o intelectuales de alguno de sus miembros, en un negocio complementario a la economía colectiva: desde vender objetos artísticos a cuadrados de cesped para campos de fútbol.

Podríamos seguir, pero lo importante en nuestra perspectiva es cómo el hecho de partir de un comunal de carácter general multiplica las posibilidades de alcance. Y lo que es muy importante: hablamos tanto del alcance de la producción para el mercado, como de la producción física y de servicios desmercantilizados para el entorno (lo que se aporta gratuitamente a la comunidad más amplia y el entorno).

Conclusiones

  • Incluso la mínima socialización que supone el comunal de una colectividad, alienta la sostenibilidad y abre puertas a la abundancia en el entorno inmediato, haciendo inmediatamente accesible tanto ampliar el rango de la producción colectiva, como la provisión de bienes y servicios gratuitos al entorno, aunque de forma más limitada.
  • Lo anterior se refuerza cuando se une en la producción y los procesos al uso y el aporte a los comunales universales (software libre, hardware libre, conocimiento libre, etc.) ya hablemos de producción agroganadera, industrial o de servicios basados en conocimiento.
  • El hecho de poner en común no sólo una cierta infraestructura y medios para producir, sino sobre todo, el trabajo y el conocimiento, multiplican las posibilidades de alcance mucho más allá de lo que se plantea como posible cualquier empresa. Crear servicios tecnológicos avanzados con y por agricultores es el Santo Grial para la PAC y hasta ahora les ha sido tan difícil y esquivo como un unicornio, sin embargo es bastante común en colectividades agrarias y ganaderas.
  • El comunal cuando sirve de a una estrategia radical de desarrollo colectivo a través del alcance es capaz de convertir en bienestar y capacidad productiva muchas más inclinaciones, aprendizajes y apetencias de los miembros que ninguna estrategia de escala y especialización. Dicho de otro modo: nos hace más libres y más valiosos socialmente a cada uno.

Cuando nos preguntan tantas veces cómo es que hacemos cosas tan distintas lo que están destacando es ese diferencial que expresa lo mejor de las colectividades.