7/4/2024 | Entrada nº 84 | Dentro de Organización

Cómo superar el abandono de la industria cultural

No se trata de tener «las cosas de la ciudad» ni de tener más oferta que en la ciudad. Y mucho menos por los mismos medios. Se trata de satisfacer las necesidades colectivas de forma colectiva. No se trata de hacerlo posible mediante el reconocimiento de derechos específicos o mayores, sino de que el aporte y la responsabilidad colectivas tienen capacidad para construir un nuevo modo de vida.

¿Qué fue la Era del Arte sostenido por «el público»?

Los cuatro pilares de la cultura moderna

La Revolución Francesa transformó de raíz todas las relaciones sociales existentes y abrió de par en en par las puertas de un nuevo mundo, que acabaría siendo el nuestro.

Como toda gran Revolución histórica, además de una partera y una bisagra, fue una explosión de creatividad en sí misma y bajo su influjo, una generación de artistas profetas y su entorno crearon las bases de una nueva forma de ganarse la vida sustentada sobre un nuevo sujeto, el público, trasunto del nuevo sujeto político, el pueblo.

Nacen o toman forma definitiva entonces los tres espacios de la Modernidad cultural -el restaurante, los conciertos al aire libre y la galería de exposiciones-. No mucho después, con los grabados de Goupil, se sientan las bases del objeto cultural como mercancía perfectamente replicable y fabricable industrialmente, el molde del que saldrá en su momento el disco de vinilo y el videocassete.

Las características de la industria cultural

Sin profundizar ahora en ninguna de estas cuatro patas de la cultura moderna nacida de la Revolución burguesa, ya hablaremos en su momento de cada una, podemos entender las señas fundamentales de los formatos culturales que tuvieron su origen durante el nacimiento del mundo que ahora se descompone.

  • La privatización del espacio público como forma de ganar escala, que se hace evidente en el paso del teatro y la sala de conciertos de la burguesía del absolutismo a los grandes conciertos al aire libre de la Revolución y el bonapartismo, un movimiento que pasando por la música militar acaba en los grandes festivales del siglo XX.
  • La generación de escasez como forma de monetización. Es evidente cuando David o luego Turner, enseñan sus obras al público en sus propias casas, cobrando por entrar y poder observar durante un tiempo acotado; pero también cuando los grandes conciertos al aire libre dejen de ser organizados por el estado y se pongan puertas al campo (y a las plazas) para cobrar entradas (así nacieron las plazas de toros, por ejemplo).
  • La adaptación de la expresión a las tecnologías y sus limitaciones. Lo vemos en el ascenso revolucionario de los vientos -y su incorporación de válvulas- y las percusiones (para poder sonar al aire libre); en la simplificación, homogeneización y limitación de las preparaciones que trajo el restaurante revolucionario sobre el comedor nobiliario e incluso sobre la fonda burguesa; y posteriormente -por ejemplo en el flamenco- con la transformación del canto en tema acotado temporalmente para caber en los primeros discos.
  • La configuración de la producción material de eventos y objetos culturales como actividades empresariales especializadas y progresivamente separadas del autor o creador, cuya lógica, objetivos y limitaciones están definidas por las de cualquier producción mercantil: ocupar y rentabilizar capital. La galería dejará de ser una galería en la casa del pintor para ser un comercio profesional independiente que compra y representa autores; los espectáculos tendrán productores que comprarán obras y tiempo de trabajo de intérpretes y venderán entradas; los restaurantes serán, desde muy pronto, inversiones que emplearán cocineros, etc.

La alternativa comunitaria

Patio Tupac

Ayer tuvimos concierto de la Canalla en el Patio Tupac. Era el primero de la temporada. Ciento veinte asistentes desde mediodía y charla que se prolongó hasta el atardecer. Nevera y parrilla no dieron abasto y, con tal de no irse, el cuerpo social acabo bebiéndose las albercas y no se comió a los (perros) pastores porque supieron ser prudentes. Había ganas de reencontrarse tras los fríos y las lluvias, sí, pero la primera sesión nunca es la más participada. Todavía no se había acabado de recoger y ya se contaba con las ovejas para limpiar de malvas el campo contiguo y hacer crecer el aforo.

El modelo funciona. Y lo hace bajo condiciones adversas: en pueblo envejecido y en despoblación de 1.200 habitantes y bajando; sin subvenciones, ayudas ni ánimos públicos; con cero capital de partida; en el patio de la casa de Victoria y César.

De nuevo la Repoblación, al partir de la inviabilidad de lo existente bajo las condiciones de partida, muestra por dónde van los tiros de las alternativas a un sistema que ya no puede dar respuesta -o esperanza de respuesta- universal a las necesidades que antes bastaba para satisfacer.

¿Cómo funciona el Patio?

La clave es que el Patio no es negocio, es comunidad. Es una asociación sin ánimo de lucro (Arte Dentro Nuestra) que financia y trae buenos músicos, que cobran los bolos como si fuera una sala.

Su funcionamiento es el de una cooperativa de consumos culturales: los socios preparan el sitio y pagan a escote el caché del artista invitado; durante los encuentros los socios más sacrificados atienden la parrilla y con lo que los demás socios dejan de extra, se mantienen los equipos y mobiliario de jardín. Todos los socios, y especialmente los fundadores, aportan trabajo comunitario. Nadie que no sean los artistas, recibe dinero ni cualquier otra cosa que no sea disfrutar de tener buena música en lo rural.

El resultado: tenemos en la comarca una sala que ya les gustaría tener a muchas capitales de provincia, que los músicos saben apreciar y que, realmente, es el único foco de socialización y conversación comarcal. Sin el patio habría instituciones públicas comarcales y vida en los pueblos, pero no habría vida comarcal.

Fundamentos de un modelo cultural comunitario

Comparemos las bases y consecuencias del modo de organizar el Patio con el viejo modelo cultural heredado de la Revolución francesa.

  • De la privatización del espacio público se pasa a comunitarizar temporalmente espacios domésticos, creando un lugar de nuevo tipo. ¿Qué tipo de espacio nuevo? El mismo de las Casas Nido o las Casas de Mayores sostenidas por la comunidad organizada.
  • De la generación de escasez para poder monetizar, se pasa a generar abundancia para poder incluir, porque cuantos más vecinos se aficionen y participen tomando un poquito de responsabilidad, a menos tocaremos del caché de los artistas.
  • De la limitación de la expresión por formatos y tecnologías, pasamos a algo que apunta hacia creación colectiva. Los artistas se dan cuenta de la posibilidad y van jugando con ello. De los tradicionales palmas y coros con Ruibal, pasamos a una fusión con baile con Libertango y ayer a tener a Chipi bajando a la platea campestre a cantar y bailar con los asistentes.
  • La lógica del Patio no es rentabilizar una inversión, sino satisfacer de manera directa una necesidad cultural colectiva, minimizando el coste y maximizando la calidad y la relación con los autores. El medio no es un negocio, sino un comunal de trabajo, conocimiento, bote y escote.

Un mejor modo de vivir

No se trata de tener las cosas de la ciudad ni de tener más oferta que en la ciudad. Y mucho menos por los mismos medios. El mensaje es que satisfaciendo las necesidades colectivas de forma colectiva nuestra vida mejora incluso respecto a la alternativa de conseguirlas como mercancía o como servicio estatal. Eso es lo que queremos decir, desde la Fundación Repoblación cuando proponemos como enfoque hacer posible construir una vida mejor que la que te ofrece la ciudad.

No se trata de hacerlo posible mediante el reconocimiento de derechos específicos o mayores, sino de que el aporte y la responsabilidad colectivas tienen capacidad para construir un nuevo modo de vida. Eso es lo que queremos decir cuando en el plan estratégico de la cooperativa afirmamos que nuestra apuesta es la capacidad de transformación de la comunidad organizada.

Y en realidad no hay alternativas. Sustituir a la comunidad con militantismo o voluntarismo es tan negativo como intentar sustituirla con el estado o el mercado. Eso es lo que queremos decir desde el CEM cuando anunciamos en la portada de este blog que sólo la comunidad organizada puede generar un nuevo modo de vida.