11/8/2024 | Entrada nº 107 | Dentro de Cooperativismo actual

Cooperativismo Radical

¿Qué es el «radical cooperativism» (literalmente «cooperativismo radical»)? ¿Qué aporta el debate estadounidense al futuro de las cooperativas?

El Cooperativismo Radical vuelve a la conversación

En los años inmediatamente anteriores a la pandemia las referencias al «cooperativismo radical» empezaron a prodigarse en todo tipo de medios de la anglosfera: revistas de prestigio en el mundo demócrata como The Nation catalogaron así a las nuevas cooperativas de trabajo vinculadas a la recuperación de zonas desindustrializadas. Pronto aparecieron libros sobre el nuevo «gran tema» y hasta comentarios en publicaciones de referencia del mundo start-up como Fast Company.

La pandemia paró en seco lo que era una conversación prometedora pero todavía confusa. Pero en mayo de este año la revista Jacobin reabría el juego en un artículo que proponía volver a la mirada estratégica de la II Internacional. El artículo reapareció luego traducido al italiano bajo el título Le cooperative e la sinistra. Y este mismo julio, el Festival Anti-racista de Atenas servía de marco para que la red ática de economía social invitara a participar en dos mesas redondas a Cooperation Jackson, el ejemplo por antonomasia de radical cooperativism en EEUU.

El evento, sirvió para visibilizar cooperativas de trabajo griegas como la coop de software libre Sociality o la fábrica recuperada de productos de limpieza Bio.Me. Pero el aporte de Cooperation Jackson, según la crónica de los organizadores, se centró en Misisipi.

Fuimos transportados al sur profundo de los EE.UU. y comprendimos la importancia fundamental para la supervivencia (literalmente) de la comunidad negra de poseer sus tierras y autoorganizar la alimentación de manera autosuficiente.

Pero ¿en qué consiste el modelo?

Primeras definiciones del Cooperativismo Radical

Cuando visitamos la página de Cooperation Jackson empezamos a entender en que el radicalismo cooperativo de esta agrupación local de cooperativas lo es en relación al neutralismo del modelo minimalista de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) y sus distintas ramas nacionales. El neutralismo es el principio según el cual las organizaciones cooperativas no deben tomar partido en debates políticos porque deben estar abiertas a todos los trabajadores y no sólo a los que compartan una determinada perspectiva.

Cooperación Jackson cree que podemos reemplazar el actual sistema socioeconómico de explotación, exclusión y destrucción del medio ambiente con una alternativa democrática comprobada. Una alternativa basada en la equidad, la cooperación, la democracia de los trabajadores y la sostenibilidad ambiental para proporcionar empleos que den para vivir y generen sentido, reducir las desigualdades raciales y generar riqueza comunitaria. Nuestra posición y experiencia es que cuando los trabajadores y las comunidades marginadas y excluidas se organizan en organizaciones democráticas y movimientos sociales, se convierten en una fuerza capaz de lograr avances sociales transformadores.

Algo muy parecido encontramos cuando nos acercamos a las primeras cooperativas en llamarse a sí mismas radicales. A finales de los noventa una serie de cooperativas de vivienda comenzaron a agruparse en torno a una cooperativa de vivienda de Leeds cuyos miembros eran ecologistas militantes. Con los años ese núcleo se convirtió en Radical Routes, una cooperativa de segundo grado formada muy mayoritariamente por cooperativas de vivienda que se dedica a organizar eventos de promoción cooperativa y animar la red de miembros y entorno promocionando el modelo cooperativo y facilitando la inversión y los préstamos internos. Cuando leemos sus principios el único elemento característicos es su rechazo del neutralismo ACI y su posicionamiento con causas sociales como el apoyo a los refugiados o el antiracismo.

Tenemos que volver de nuevo a Grecia para encontrar una definición de «cooperativismo radical» que vaya más allá del rechazo al neutralismo ACI e integre elementos para definir un modelo cooperativo.

En 2016, Theodoros Karyotis, uno de esos investigadores universitarios que durante los años 10 de este siglo se hicieron omnipresentes en todos los saraos de economía alternativa, dio en una mesa de la Bienal de Atenas la única definición de principios que se ha hecho hasta ahora.

Hay que decir que no era una descripción de algo que estuviera pasando -al menos no en los ejemplos que citaba- sino una afirmación normativa: Karyotis afirmaba lo que las cooperativas de trabajo debían hacer para ser alternativa socioeconómica y salir del sistema mercantil. Básicamente:

  • No contratar asalariados para evitar convertirse en un capitalista colectivo. Es algo básico en el cooperativismo de trabajo pero es interesante que se afirme porque fue dejado de lado por el mundo ACI cuando apostó por la internacionalización. El ejemplo más conocido -y masivo- fue la internacionalización de las fábricas de Mondragón en México, China, India y Polonia. Los trabajadores nativos en esas fábricas ni eran socios ni podían aspirar a serlo y pronto superaron en número a los socios de las cooperativas vascas propietarias de las fábricas.
  • Introducir líneas de producción directa para necesidades sociales al margen del mercado lo que sólo es posible de un modo generalizado si se construyen cadenas de valor enteras.

Es decir, para Karyotis, el cooperativismo radical era aquel que, alineado con los movimientos y luchas de trabajadores, se orientaba a la creación de un circuito de producción y consumo al margen del mercado. Es importante señalar que:

  1. Nunca afirma que este circuito debería estar desmercantilizado como intuitivamente parecería obvio. De hecho cita como ejemplo a la Cooperativa Integral Catalana, hoy Cooperativa el Poblet, cuyo objetivo -nunca realizado- pasaba por crear mercados locales autárquicos -no menos mercantilizados- vehiculados a partir de una moneda alternativa, el FairCoin.
  2. Seguramente por ésto no señala la diferencia entre escasez artificial y escasez impuesta por las capacidades productivas, por lo que no incorpora en su modelo cooperativo ni la creación de comunales ni el desarrollo tecnológico orientado a la abundancia, que surgen y tienen sentido en una perspectiva desmercantilizadora.

La definición de Karyotis no parece haber tenido continuidad en forma de principios cooperativos u otras guías claras que incorporar a los estatutos de cooperativas de trabajo existentes. Tal vez porque la posición como académico de Karyotis no dejaba de estar separada del movimiento real que no deja de sentir un cierto rechazo por los entomólogos. De hecho, a pesar del tiempo pasado, cooperativismo radical es un término que pocos en el movimiento cooperativo parecen haber hecho propio y nadie más parece querer materializar en una definición normativa.

¿Qué es el «Cooperativismo Radical»?

Pasados los años y vista la permanencia del término en las conversaciones, lo que define al Cooperativismo radical es:

  • El rechazo del neutralismo ACI y el alineamiento consecuente con movimientos ecologistas, de izquierda, anti-racistas, nacionalistas negros o de trabajadores o una mezcla de algunos de los anteriores, según la orientación particular de cada cooperativa.
  • La voluntad de crear redes de intercooperación a escala local (Cooperation Jackson) o nacional (Radical Routes).
  • La creación de programas de formación cooperativa, como vemos en ambos ejemplos.

Seamos honestos: esta definición es tan laxa que es difícil que hasta los más tibios en el movimiento cooperativo estén en desacuerdo. Desde luego, la intercooperación y el impulso de la formación cooperativa no están en discusión.

Y si tomamos el rechazo del neutralismo característico de la ACI, en realidad tampoco es un tema rompedor o verdaderamente polémico. Por un lado, tampoco es ninguna novedad, es un tema siempre abierto desde hace más de un siglo, cuando era el caballo de batalla de los cooperadores comunistas1 . Por otro, ¿Quién va a negar hoy por hoy a una cooperativa o federación de cooperativas el derecho de tomar partido contra el negacionismo climático o la precarización del trabajo? La propia ACI tampoco es el Comité Olímpico Internacional a la hora de imponer un apoliticismo en el que su propia dirección no cree realmente2. Pero en cualquier caso, es dudoso que ese sea el problema central de su modelo minimalista de cooperativismo.

En realidad el uso de la coletilla radical sólo es una forma de remarcar la convicción con el espíritu y no sólo con la letra del cooperativismo. No significa que sean maximalistas, significa que rechazan ser minimalistas aunque usen en sus estatutos alguna versión de los principios cooperativos de Rochdale

El «Cooperativismo radical» de Cooperation Jackson por ejemplo es cooperativismo de trabajo tradicional que se etiqueta como radical para señalar que pretende lo que el cooperativismo de trabajo siempre defendió: organizar de forma productiva a los trabajadores y darles capacidad de influencia social por medios cooperativos.

Como al final resulta evidente leyendo libros como el de Scheneider, que tan influyentes han sido en el ambiente cooperativo estadounidense, desde la perspectiva anglosajona lo radical es el cooperativismo de toda la vida. Apellidarlo radical es sólo una manera de diferenciarlo de la deriva hacia las empresas sociales y el discurso de la responsabilidad corporativa.

Cooperativismo radical y Maximalismo

Hace ahora 20 años, el cooperativismo de trabajo estadounidense empezaba a existir como movimiento. Casi al mismo tiempo en Europa se formaban las primeras cooperativas maximalistas.

Con el tiempo, los maximalistas hemos ido destilando un modelo que va más allá de recuperar los significados del cooperativismo de toda la vida. Incorporábamos de origen y de manera intensiva los nuevos comunales universales que entonces nacían, reivindicábamos la centralidad del trabajo colectivo y creamos con los años todo un modo de vida y aporte social de espíritu comunero. Pasados veinte años, dos crisis y una pandemia, empezamos ahora, además, a encontrarnos y organizarnos internacionalmente.

El modelo maximalista está basado en siete principios que por sí mismos definen un terreno de práctica y organización perfectamente compatible con las escasas limitaciones del término Cooperativismo radical. Pero hay algunas cosas más que hemos ido aprendiendo. Y una de las más importantes es que reconocimos la importancia de la moral y optamos por una moral universalista conscientes de que la deriva identitarista de la izquierda estadounidense, que afecta también al cooperativismo de trabajo en ese país, socava las bases de la idea misma de comunidad humana.

¿Será el término «Cooperativismo Radical» una cabeza de puente más para el identitarismo estadounidense en las cooperativas europeas? En ese caso el término «Cooperativismo radical» y maximalismo serían incompatibles. No podríamos aceptar ser reconocidos como parte de un conjunto en el que la raza, el sexo, el género, la etnia o cualquier otro elemento dividiera las comunidades en identidades estancas entre sí, forzaran una homogeneidad identitaria en la composición de cada una de ellas o nos hicieran dejar de entendernos a cada uno como personas autónomas que forman una comunidad de trabajo para convertirnos en representantes de tal o cual comunidad imaginada en nuestras relaciones con los demás. Es la forma de pasar a vivir inevitablemente intimidados e intimidantes, buscando permanentemente un tipo de reconocimiento para una comunidad abstracta que no puede ser satisfecho en una comunidad de iguales.

Pero, de momento, lo que «Cooperativismo radical» proyecta es lo suficientemente amplio como para poder sentirnos incluidos en el término.

Y precisamente porque somos franca y abiertamente universalistas, porque aspiramos a restaurar la comunidad humana, podemos decir que el maximalismo es el cooperativismo radical del siglo XXI.

Esta entrada se publicó también en inglés como «Radical Cooperativism»

  1. Si te interesa conocer más sobre la historia de las colectividades y comunidades de trabajo ligadas al movimiento obrero y al socialismo, solicita nuestro cuaderno Historia de las Colectividades escribiéndonos a nuestro email o a través del robot de Telegram y te enviaremos gratuitamente una copia digital 

  2. De hecho su toma de partido en y por la guerra no ha sorprendido a nadie y esa sí que es una verdadera frontera insalvable: moral y políticamente. Porque ¿cómo va a ser la ACI representativa de los trabajadores asociados del mundo cuando está llamando a unos trabajadores a matar a otros en nombre de disputas políticas entre élites e intereses geopolíticos entre estados? ¿No hay que tomar partido ante la devaluación de la vida y el trabajo en las legislaciones sociales pero hay que alistarse y sostener una matanza dirigida por carniceros? 

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