- ¿Qué es una comunidad de trabajo?
- ¿Qué es el trabajo comunitario?
- La destrucción del significado de la expresión «Trabajo Comunitario»
- ¿Trabajo comunitario implica que hay una Comunidad de trabajo?
- ¿El trabajo en una Comunidad de Trabajo es Trabajo Comunitario?
- ¿Por qué los miembros de una Comunidad de Trabajo y los que realizan Trabajo Comunitario se llaman «Comuneros» si son dos cosas distintas?
- La importancia de llamar a las cosas por su nombre
¿Qué es una comunidad de trabajo?
Una comunidad de trabajo es una forma de organización que se caracteriza por partir de la propiedad colectiva del conjunto de medios necesarios para producir (el comunal propio de esa comunidad). Todos los recursos necesarios para llevar a cabo el trabajo son propiedad colectiva, y los excedentes generados a partir de la venta de productos o servicios retornan al comunal, es decir, se incorporan al conjunto de recursos que los miembros poseen en común, o se invierten en el desarrollo social del entorno que rodea a la comunidad.
Es algo más que una simple plataforma de colaboración o de un equipo que trabaja junto de manera estrecha para alcanzar objetivos comunes. Los miembros de una comunidad de trabajo comparten responsabilidades y desarrollan un conocimiento propio en común a través de su hacer. Este conocimiento, acumulado y destilado a lo largo del tiempo, forma a su vez un comunal de conocimiento de cuya conservación y difusión la comunidad se hace responsable.
Los ejemplos de comunidades de trabajo son numerosos y datan de tiempos antiguos. Los epicúreos en la Antigüedad1, los monjes benedictinos en el Medioevo o los hutteritas del siglo XVI en adelante, son ejemplos tempranos de grupos que se organizaban en torno a un ideal de trabajo y vida compartida. Estos grupos, además de producir bienes y servicios, eliminaban las relaciones mercantiles entre sus miembros. En el mundo abierto por la Revolución Francesa, las comunidades de trabajo florecieron alrededor del movimiento obrero, desde los icarianos franceses a los kibutz israelíes2.
En nuestra época, los nuevos movimientos cooperativos, como las cooperativas maximalistas, impulsan comunidades de trabajo organizadas en torno a los mismos principios igualitarios de propiedad común y trabajo colectivo adaptados a las posibilidades y retos del siglo. No solo se centran en el bienestar de sus propios miembros, sino que también buscan contribuir al desarrollo y bienestar de la comunidad mayor que les rodea.
Y es que históricamente, las comunidades de trabajo han estado estrechamente ligadas al igualitarismo, tanto en su organización interna como en su mensaje hacia el exterior. En perspectiva, han sido verdaderos laboratorios de cambio social: la primera jornada de ocho horas, el establecimiento práctico de la igualdad de tareas, decisión y responsabilidades entre hombres y mujeres, la implementación de los primeros planes de sostenibilidad (¡en pleno siglo XVI!) o las primeras tecnologías centradas en la sostenibilidad como el riego por goteo, nacieron en comunidades de trabajo décadas, en algunos casos siglos, antes de su extensión al conjunto social.
¿Qué es el trabajo comunitario?
El trabajo comunitario, tiene sus raíces en las sociedades agrarias en la que pueblos y aldeas gestionaban colectivamente un comunal formado por bosques, pesquerías, pastos o zonas de cultivo. La existencia de términos específicos en diferentes idiomas para describir el trabajo comunitario refleja la importancia y la extensión casi universal de esta práctica. En Asturias, se conoce como andecha; en portugués, se conoce como mutirão; en euskera, como auzolan; en ruso, como toloka; en finés, como talkoot; en noruego, como dugnad; y en quechua como minka.
Se organizaba de manera comunitaria, con la participación de todos, para mantener y proteger recursos comunales. El trabajo comunitario en ese medio consistía en cosas como limpiar los bosques, segar los pastos comunales o mantener sesmos, caminos, acequias y conducciones de agua. En el al Andalus medieval la práctica del trabajo comunitario se extendía también a gremios urbanos como los alfareros, implicando en la gestión y mantenimiento en común de los hornos tanto a cristianos como a musulmanes.
Tanto en el campo, donde involucra a la aldea entera, como en la ciudad, circunscrito a las fronteras gremiales, el significado es el mismo: el trabajo comunitario es el esfuerzo colectivo y organizado de una comunidad para mantener un comunal que posee y gestiona colectivamente.
La destrucción del significado de la expresión «Trabajo Comunitario»
La paradoja es que hoy en día el término, aunque se mantenga para su uso tradicional, tiende a diluirse. Se ha extendido el uso de trabajo comunitario para referirse al trabajo realizado por trabajadores sociales o a las horas de trabajo impuestas por los jueces como parte de una sentencia judicial, cuyo nombre legal es «pena de trabajo en beneficio de la comunidad». En el culmen de la apropiación indebida del término algunas ONGs multinacionales han comenzado a llamar «trabajo comunitario» al voluntariado. Pero en todos estos casos, no existe un comunal que esté siendo mantenido o desarrollado, ni siquiera se trata de un esfuerzo organizado por toda la comunidad local.
El trabajo realizado por trabajadores sociales o los voluntarios es, en realidad, un servicio prestado a la comunidad, pero no es trabajo comunitario. No hay un comunal, un recurso compartido que esté siendo gestionado colectivamente, sino más bien una intervención externa dirigida a resolver problemas sociales específicos. De manera similar, las horas de trabajo impuestas por los jueces no son más que una forma de sanción, que si bien puede beneficiar a la comunidad, no tiene nada que ver con la existencia de un comunal ni de una organización comunitaria en torno a su gestión.
Por otro lado, es raro encontrar que los aportes al software libre -el primero de los comunales universales característicos de nuestra época- se caractericen como «trabajo comunitario»... aunque es exactamente lo que son.
¿Trabajo comunitario implica que hay una Comunidad de trabajo?
No. El trabajo comunitario no implica necesariamente la existencia de una comunidad de trabajo. Un pueblo o una asociación pueden organizar actividades de trabajo comunitario, como limpiar un bosque comunal, construir infraestructuras o incluso organizar celebraciones, sin que por ello se conviertan en una comunidad de trabajo. Una comunidad de desarrollo de software libre o una asociación que mantiene un diccionario o una wiki especializados, no son tampoco comunidades de trabajo.
¿El trabajo en una Comunidad de Trabajo es Trabajo Comunitario?
En un sentido estricto sí, en la medida en que todo el trabajo de la comunidad acaba revirtiendo en el comunal que la sostiene. En la práctica sin embargo, los comuneros llaman trabajo comunitario exclusivamente al que hacen en favor de los comunales de los lugares en los que se asientan o trabajan, como parte de una estructura comunitaria mayor.
¿Por qué los miembros de una Comunidad de Trabajo y los que realizan Trabajo Comunitario se llaman «Comuneros» si son dos cosas distintas?
Los dueños colectivos de un comunal, sea el que sea, se llaman comuneros. En los comunales agrarios y gremiales tradicionales, los comuneros están obligados a participar en el Trabajo Comunitario que mantiene sus comunales. Dicho de otra forma el Trabajo Comunitario es realizado por comuneros.
Las Comunidades de Trabajo, aunque generalmente se organicen como una cooperativa de trabajo asociado, se diferencian del resto de cooperativas en la centralidad que otorgan al comunal que comparten y desarrollan. Por eso los miembros suelen identificarse como comuneros antes que como cooperativistas. En el mundo anglófono durante los últimos diez años se extendió el uso de communard (comunero en el sentido de Los Comuneros de Castilla o de los comuneros de la Comuna de París de 1871) sobre commoner (copropietario de un comunal colectivo) a raíz de una mala traducción del término en español que cuajó por el romanticismo asociado a las referencias históricas que suscita.
La importancia de llamar a las cosas por su nombre
Hace diez años la Universidad cargó con toda su fuerza para diluir el significado de los comunales esperando convertirlos en un nicho de empleo para post-egresados. El significado de «Trabajo Comunitario» está ya en cuestión a cuenta de la propia Universidad y las ONGs que lo usan para vestir con un término comunitarista la metodología de las intervenciones asistenciales. «Comunidad de Trabajo», de momento, parece que sólo es un término utilizado indebidamente por los proyectos transfronterizos europeos en los Pirineos y en la frontera luso-leonesa, que han creado ya hasta un figura administrativa con un nombre que no les corresponde ni les describe.
Vaciar los significados nunca es inocente. Cuando los términos pierden significado las alternativas que articulan se diluyen. Cuando quienes lo hacen son grandes instituciones con impacto mediático y educativo, la Historia y la memoria se diluyen con ellos.
En nuestra época además, encontramos a iguales y aliados buscando en Internet. Lo que sale en las dos primeras páginas de resultados se acepta como lo que hay. Si los conceptos que articulan mundos se erosionan y vacían, los términos de búsqueda se confunden y los resultados quedan anegados en una sopa de confusión. Destruir significados atomiza.
Es hora de recuperar algunos significados básicos relacionados con lo comunitario y lo colectivo.
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