11/06/2023 | Entrada nº 18 | Dentro de Crisis de Civilización

Ezra Show

Está emergiendo un cambio cultural. Vienen cuestionamientos sociales importantes sobre el modo de vida que sacan ya cabeza en los medios más mainstream del mundo.

El «Ezra Show» de esta semana, seguramente el podcast más popular del New York Times, se titula «Lo que nos enseñan las comunas y otros experimentos radicales de vida colectiva».

Su contenido revela el contexto en el que el interés por la vida en colectividad se replantea en los EEUU post-Covid: epidemia de soledad, inseguridad económica de las familias jóvenes y crisis de modelo de crianza.

Son estas tres cosas las que les llevan a descubrir que el modelo social basado en familias nucleares donde dos progenitores trabajan jornadas intensas y eternas y sufren permanente por no tener tiempo suficiente para las necesidades de atención de sus hijos «es en realidad una aberración que resultaría impactante en casi cualquier período histórico que quisiéramos observar».

En este marco, la demanda es de formas comunitarias que:

Amplíen estas redes de cuidado y afecto para que no solo las personas se apoyen entre sí y, por ejemplo, apoyen a los hijos de los demás, -hablo mucho sobre la crianza colectiva de los niños- también se trata de compartir recursos de una manera que realmente beneficie a la comunidad, que realmente le dé a las personas de esa comunidad acceso a más recursos y, al mismo tiempo, derroche menos.

Siguiendo con el modelo del kibutz hacen un balance bastante correcto de la experiencia de crianza kibutziana. Resumiendo a lo bruto: la «República de los niños» y la responsabilidad colectiva de los adultos sobre todos los niños de la comunidad es un éxito a poner en valor, los dormitorios separados y colectivos solo para niños, fueron un fracaso. Se les olvida decir, eso sí, que sólo algunos kibutz tenían este tipo de dormitorios infantiles comunales (los vinculados al stalinismo), mientras que los de la rama original (Degania) nunca tuvieron ese tipo de problemas porque las parejas tenían, desde 1911 que nació el primer niño, habitaciones y más tarde bungalows propios dimensionados en función del número de hijos.

De modo muy interesante Klein y su invitada, Kristen Ghodsee, señalan que están normalizadas las formas colectivas de vida en la juventud (co-living) y en la jubilación (co-housing cooperativo de mayores) pero no en la edad en la que «más necesitaríamos la aldea» para ganar seguridad vital y económica y criar hijos. Y se preguntan por qué.

Ahí, vuelven al kibutz, su crisis y su revivificación bajo nuevas formas para hacer una reflexión interesante: al estar el kibutz original muy poco diversificado económicamente, los niños nacidos en el kibutz no tenían oportunidades de volver cuando estudiaban algo que no fuera de aplicación directa en sus colectividades de origen. Es decir, achacan la no extensión de las formas de colectividad a la falta de diversificación productiva. No es muy correcto históricamente en el caso del kibutz, pero en cualquier caso señala algo valioso e importante.

¿Qué sacamos en claro de toda ésta reflexión que aparece nada más y nada menos que en el medio más mainstream del mundo?

  1. Que la crisis de civilización afecta a instituciones tan íntimas como la familia, la crianza y las relaciones comunitarias y que hay una demanda real de alternativas y soluciones constructivas que respondan a ese «hambre de comunidad» que es cada vez más consciente y explícito.

  2. Que la experimentación medioambiental ha perdido centralidad. La inseguridad laboral y de ingresos, el miedo a la soledad y el agobio de unos modelos de crianza insostenibles, son el motor de este interés renovado en las formas de vida colectivas e igualitarias.

  3. Que el horror y la vergüenza que dejaron a su paso el comunalismo sesentayochesco, hippy, místico y sectario (aberraciones de pijos desde el principio), ya no es la referencia principal y no evita la discusión... aunque desgraciadamente permanece el peligro de que sus descendientes -ecoaldeas New Age, conspiranoicos y survivalistas- desvirtúen de nuevo los conceptos y los términos.

  4. Que a la hora de la verdad, cuando las preguntas responden a una necesidad social real, no es en las «comunidades intencionales» sino en las colectividades -en este caso su referencia más conocida, el kibutz- donde se buscan las respuestas. Incluso cuando las preguntas las hace en voz alta el medio mainstream más mainstream del mundo. No es por nuestros méritos sino porque al final, hasta el más reacio ha de reconocer la centralidad del trabajo.

Resumiendo, este podcast se une al conjunto de síntomas que apuntan a que está emergiendo un cambio cultural y que vienen cuestionamientos sociales importantes sobre el modo de vida.

Preguntas que parece que ahora sólo nos hacemos muy poquitos van a ser mucho más comunes en los próximos años. La propuesta comunitaria para entonces tiene que ofrecer algo más que ideas y micro-experiencias. Tiene que ofrecer un balance de su impacto, sus éxitos y sus limitaciones a la hora de enfrentar problemas más amplios como la despoblación, el desempleo juvenil o la vida después de los cincuenta.

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